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11 agosto 2006

El abogado

CUENTACUENTOS http://cuentacuentos06.spaces.msn.com ...donde nacen las historias, partiendo de una frase dada...


¿Quién puede ser a estas horas? Llaman a mi vieja puerta. Cuando me marché de la casa de mis abuelos a pasear para serenar mi estómago convulso pensé en las ratas; como ya dije, no me importan. Después llegué a la torre y me puse ciego de varios en un tiempo récord. En esos momentos la calma me mecía, estaba cómodo mientras garabateaba algo en papel reciclado, pero se alteró esta calma por la grave culpa de quien diera esos tremendos golpes en mi puerta. La vieja casa tenía timbre pero no hicieron uso de él, golpeando con violencia, presión, exigencia, tres golpes más, vehemencia mientras bajo las escaleras extrañado y turbado por tan desafortunada intromisión. Realmente, me jode cuando alguien solicita mi atención en estado de proceso, en proceso, y alguien, un misterio para mí, llama a la puerta; autoridad o inconsciencia. Realmente me jode

-¡Sí! ¡¿Quién es?! –dije en un chorro grave de voz
-¿El señor Alberto de Tristán? –preguntó una voz joven, cascada pero joven. Seguían mis reservas. No quiero maderos aquí, el sótano está a rebosar
-¿Quién es, por favor? –dije intentando calmar mi ira
-Soy el abogado que ha contratado la señorita Marla, su hermana. –Abrí la puerta
-Mi hermana Marla le ha contratado? ¿A usted? –me reí por dentro viendo a un niñato de unos ventiseis - ¿Le ha contratado para que me ayude a mantener la propiedad de los herederos de mi abuelo sobre estas tierra y esta ruina? –tomé carrerilla – Ella le ha hablado de cuál es la situación? Que los sátrapas del Ayuntamiento quieren construir una urbanización en plena ribera...
-Sí, sí, estoy enterado de…
-¿Te ha dicho que vengas a hablar conmigo a esta casa? –él me miraba con incredulidad -¿Pero sabes dónde te metes gorrión?
-Sí, permítame que me explique…
-Oye, yo ya tengo abogado y mi hermana debería saberlo. Lo siento pero no voy a cambiar de abogado a estas alturas, la vista es en octubre, y no voy a pagar tanto como para que mi abogado se pueda vestir de armani…,¡niñato! –el abogado palideció -¡Ala! Ya estás largándote de aquí, liberal de mierda
-Pero, señor de Tristán
-Suba la voz, tutéeme, y quítele el “de” a mi apellido, eso es cosa de la snob de mi mamá
-Pero Marla me ha dicho que ella correría con los gastos, está muy bien remunerada…
-¿Qué edad tienes becario? –le quería poner a prueba
-No soy becario, tengo veintiocho, y conozco a tu hermana, la fiscal de guardia…, y tan joven – miraba a su izquierda, me pareció que suspiraba.
-¿Te estás tirando a mi hermana, hijo de puta?
-¿Qué? No; Marla me conoce de la carrera, nos conocimos en Madrid. Ella quería ser fiscal y yo abogado medio ambiental. Mi sitio no está con la retórica, sólo quiero ayudarle a mantener esta propiedad
-¿Sí? Pues le voy a invitar a entrar, tengo que hablarle de unos documentos que se encuentran en el despacho del concejal de urbanismo. Ayúdame a entrar y estás contratado…
-¿Habla de robar esos documentos?
-Tal vez de tomarlos prestados, o por qué crees que está así esta casa, un incendio provocado ¿Me sigues? Mi abuelo no tenía lo que me sobra a mí como para investigar
-¿Qué?
-Inconsciencia

Ya no me importan las ratas

Cuentacuentos...donde nacen las historias


- Por una vez, sé egoísta y piensa qué quieres para el resto de tu vida -le decía ella mientras no dejaba de llorar. Cony se tapó la cara cuando me vio llegar al salón
-¿Qué pasa aquí? – me encontré con una extraña situación. –Cony, ¿estás bien? ¿Se puede saber por qué estás llorando? ¿Sobro aquí; quieres que me vaya un rato?
-¡No!; quédate – dijo Galán – a mí me da igual.

Ante una situación así, la catarsis sobrevuela en esencia dejándome un halo de misticismo y de una intuición golpeante, la síntesis no se valida; es decir, me voy de aquí…No creo que me equivoque, Galán necesita a Cony, y ella lo sabe.

-Me voy a la casa, a mi ruina. Por cierto, creo que me van a dar trabajo en breve. Hasta luego

Ninguno de los dos hizo gesto ni voz, “me voy de aquí que empieza a apestar”, Cony llorando, diciendo estupideces, una sola estupidez, típico de quien no abre su coraza. No quiero pensar en nada. Me voy a la torre, me voy a poner; pero antes voy a dar un paseo por el centro. El otro día me tropecé con Rafa, un antiguo amigo, al saludarle hice un gesto inconsciente, una mueca de desprecio sonriente, dando libertad a la mirada oculta tras las oscuras gafas. Ha pasado tanto tiempo desde que estuve en la cárcel por su culpa (aunque él crea que fue mía) que ya ni me acuerdo de las ratas. Es como levantarse de la cama y sentir el paso de grandes ratas grises, el cuarto infestado de una sórdida suciedad, de dentro a fuera, tu cuarto se ha convertido en un universo biótico donde están prohibidas las leyes, te dejo que vengas a matarme, pedazo de cabrón. Ya no me importan las ratas, les saludo con sonrisa de desprecio

Ojo por ojo, adolescencia, diente por diente, mente desinhibida, miedo, trastornados convivientes en cincuenta metros cuadrados. Al menos yo he tenido la necesidad de apartarme siendo enseñado por un maestro, pero no lo ven con buen ojo las-autoridades- educativas-advierten: no siga con su diversión. Pero soy un obseso de romper la realidad que percibo

Últimamente pienso mucho en mi cobardía. Puedo enfrentarme a la ansiosa respiración, a las caídas, al dolor acuciante de estómago, a la vida vacía de entregas; pero no puedo criar a mi hija. Me acuerdo de ella, pero sé que está bien, no tiene edad para recordar nada de su madre Anabel, y mis padres la crían; sé, además, que mi hermana Marla vive en casa con ellos por su sobrina. Me dijo que cuando la mira me ve a mí, que tiene mi mirada; yo no veo nada, sólo quiero que la críen diciéndole que tiene un hermano llamado Alberto, Papo para los amigos, siempre seré su ángel de la guarda y quien más le quiera. Sangre de mi sangre, sangre de Anabel

Ya no me importan, no me importan las ratas, sólo la soledad querida que serena la herida. Alejados del desamparo en el que nadie ayuda. Que no os importen las ratas; más a mi favor

Cuentacuentos....donde nacen las historias

Su sonrisa congelada me incitaba a besarle. Me figuré que Cony había salido antes de clase. Me encontré con ella en el portal. Yo iba a la licorería de la esquina a por algo que animara la elocuencia de Galán
-Voy a por bebida y subo
-¿Está Galán?
-Sí, ahora vengo; espera

No me interesaba lo que Cony pudiera decirme, simplemente pensaba en Galán y ella no sería nunca un inconveniente para mi propósito de emborracharnos; en realidad lo que quería es que se fuera, pero no me correspondía por cuestión de rango; es decir, su relación con Galán fue estrecha, o tal vez siga siéndolo, no soy quién para meterme, y siguiendo con mi filosofía mecánica de pasar, de ser pasota, haré de la teoría una práctica ansiosa, bienvenida ansiedad; de verdad que no puedo, pero la situación provoca la callada por respuesta, el laconismo, la extrañeza. En fin, creo que el día va a ser largo; depende de cómo se mire, dicen que el ocio acerca la muerte. Con ella el ocio se extiende hasta envolverme entre grados y decibelios, pero si está a mi lado hoy puede ser un fastidio

Podría recrearme en el dolor que a veces siento; de veras, no miento, pero ya he dicho con otras palabras que prefiero reír que llorar, hasta reírme de mi existencia, de cada parte consciente de ella. He recaído, la conciencia, mi aliada por la destrucción. Vuelvo a sentir dolor de estómago, eso ya no me abandona, mi cuerpo quiere más, nunca había sido dependiente, pero debe de ser por eso. Sólo espero que nadie me lo recuerde, pero mi cuerpo o quizás mi mente parecen estar comunicándose conmigo; escucha: “destrucción = constante” Calma mi dolor de estómago, es insoportable, a caballo en la noche, cuando las luces emiten débiles retintineos. Ya no existen las cuevas y la lucidez ha desaparecido con la serenidad. Las busco en alguna ebria percepción en forma de idea que comience la escalera o la defectuosa rueda de preguntas en busca de una verdad, de una manera, de un método magistral que me dé la energía que le falta a mi alma pineal, si no descubres la fórmula, en el bosque de la sabiduría no te adentrarás, en la noche, cuando las luces emiten débiles retintineos, “donde el valle es observado”. Hoy los opiáceos calman estos fuertes dolores de estómago, la receta de la abuela requiere de mucho dominio, pero pasaron las malas experiencias, ellas me abrieron las puertas. Y ahora estoy en la licorería, voy a llevarme dos botellas
–“ Treinta con cuarentaiseis”, - me dice una voz de telefonista con cara de aguilucho modorro que se lima las uñas como si cobrara 10 euros por polvo, con una pasividad que acrece mi visión nihilista del mundo,
-No quiero ser malo, no me obligues
-¿Perdona?
-Alegra esa cara o la próxima vez te atracaré en persona. Estoy buscando trabajo y conozco a tu jefe.
-¿Qué dices niño? –dijo con una mueca de desprecio que me hizo dar rienda suelta a un impulso cruel. –Piérdete un rato, mocete


Tomé el móvil y marqué con decisión. Un tono, voy a joderla, dos tonos, siempre la misma cara de asco, tres tonos, …

-¿Sí? – dijo una voz femenina, mayor y grave, debía de ser Mari Carmen, la mujer del Sebas, el mejor amigo de mi abuelo
-¿Quién es?
-Mari Carmen
-¿Sí?
-Soy Alberto, el nieto de P…
-Ah, hola hijo, cómo estás cariño
-Bien, Mari Carmen. Llamaba para pediros un favor.
-Sí hijo, -dijo sorprendida e impaciente, -dime qué quieres
-¿Sabes si tu hijo Elías necesita a alguien para atender la tienda?
-Pues no lo sé, Albertito, pero en el bar necesitan a gente para la barra y servir mesas ahora que viene el calor
-¿Pero cómo, tiene un bar?
-Sí ¿ni lo sabías cariño? Está en la calle Portales, al lado de los cines, justo enfrente. Ahora se llama La hora…, la hora bruja, abren desde las seis de la tarde, ¿Quieres que le diga que el nieto de P… quiere trabajar?
-Sí, gracias…
-¿Tú no conoces a Elías, no? Tus hermanas a lo mejor…
-Sí, sí, le conozco, pero hace más de diez años que no le veo así que supongo que no me reconocerá
-No te preocupes nene, yo le llamo y le digo que te llame ¿a e4ste numero desde el que llamas no?
-Sí, es mi número. Gracias Mari Carmen.
-Bueno,… ¿Qué tal tus padres?
-Bien, están bien
-Mándales saludos
-De tu parte. Ciao
-Hasta luego Alberto…
-Adiós

Para No Ia

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-Si cruzas puede que no volvamos a vernos –dijo Galán apoyado en el marco de la puerta
-Estás en mi casa, no tengo inconveniente en que te quedes – le dije -, pero te voy a pedir que me devuelvas mis llaves. Sé que te diste cuenta cuando cayeron al suelo del bar. Parece que estoy de suerte
-Por qué
-…Parece que estoy de suerte –repetí pensativo, creo que me había salido bien la solución del descuido del bar
-¿Puesss? –con su voz suave y sus ojos esculpidos por rojas venas
-Quería tenerte frente a frente en mi terreno. En mi casa. Voy a entrar, hablemos, o a hostias, como prefieras, a mí me vienes muy a mano, tu comportamiento ha sido de cobarde. –Le aparté con mi brazo izquierdo acompañando a la concordia, entré en la casa y cerré.
-Galán, dame las llaves –le pedí
-Qué pasa ¿ya no puedo entrar aquí? Aún tengo las llaves
-No sé por qué tienes que portarte así. Escúchame, esas llaves son mías. Las cogiste en el bar al marcharte.
-¿Pero qué dices? –Galán me enseñó su llavero de siempre quedándose con tres llaves.
Me miré los bolsillos para asegurarme, yo no las tenía encima, seguían en el sucio suelo del bar. Dudé un instante. Decidí dejar las cosas así y hacer como si nada.
-Siéntate Galán
-Estoy en mi casa , tío. Vengo mucho por aquí ¿sabes? –su tono se me hacía más amenazador
-¿Has estado aquí todo el tiempo?
-Sí tío, con Cony. ¿Te ha jurado fidelidad?- y soltó una carcajada esperpéntica
Ahora no sabía que creer. Cony había estado fuera tan sólo cuando iba a clase. Galán sabe demasiadas cosas de mí, sabe que me pongo psicótico con las preguntas que se ramifican en este momento dentro de mi cabeza en forma de paranoia.
Me reí muy alto, bajé el tono por si los vecinos, pero una depresión nerviosa había hecho estallar mi risa, era molesta, incluso dolorosa, pero al ver la cara de Galán creo que no sabía tanto de mí como yo creía, no era tan listo y cabrón, pero seguía siendo un cabronazo para mí. Seguí riendo, y el no entendía, yo riendo a carcajada limpia, a la mierda los vecinos, soy libre y estoy loco, y Galán a punto de estallar, me pareció que intentaba decirme algo y yo en medio del éxtasis, medio tirado en el suelo grité:
-¡Soy libre y estoy loco!... –se me fue pasando la risa con la liberación del grito. Me levanté y quedé completamente cegado por una bajada de tensión o tal vez fuera otra cosa, era una oscuridad completa, me eché un rato sobre la gruesa alfombra india. Oscuridad. Entorné los ojos pero seguía cegado, oía pasar coches como grandes aspas rasgando el éter, incluso dudé de si se habían fundido los plomos de toda la avenida. Quedé a disposición de él y eso me aterró, seguía si ver nada en esos segundos de nulidad. Me di cuenta de que se habían fundido los plomos, pero ya veía algo. Galán no estaba en mi espacio visual. Empecé a caminar hacia el fondo del salón y me estremecí al oír dos voces levemente, voces que no identifiqué, ninguna parecía la voz de Galán. Según me aproximé a la habitación contigua cesaron los susurros. Tomé una figura de un violinista que estaba sobre el mueble del calefactor y me quedé quieto con la figura en alza, mirando la puerta entreabierta y vigilando mi retaguardia. Pensé en salir sigilosamente y llamar a la policía, pero me pareció que eso no iba conmigo, la posibilidad de que Galán me tendiera una trampa relacionada con su tráfico me tenía alerta. La palabra traidor; pensé que le definía mejor que a mí, pensé qué locura originó esto, de veras que no me esperaba que Galán llegara a asediarme en mi casa

Decidí volver sobre mis pasos, Galán era el demonio, una persona maléfica que quería una cruenta venganza que purgase su resentimiento. Sigo oyendo unas voces, todo tiene explicación, es eso. Las llaves, la luz, las voces, todo es cierto, estoy temblando, estarán armados con cadenas, o navajas… Estoy perdido. Salgo corriendo hacia la cocina, me tropiezo en el pasillo con algo duro que me machaca varios dedos del pie, caigo al suelo torpemente, noto que mi corazón late como si quisiera salir de mi pecho, el sudor cae como si me arrojaran agua helada sobre la cabeza, estoy frío, maldita luz, doy al interruptor pero todo sigue a oscuras, me dan arcadas. Me aproximo al cajón de los cubiertos, tomo un cuchillo largo y afilado, o eso creo, abandono la cocina, algo golpea mi cabeza, mi cerebro se resiente, ahora recuerdo que no tomé la medicación de la tarde, ni la de la noche, son las cuatro de la madrugada, es un mareo, voy a vomitar -¡Bhuag!
-Alberto, ¿estás bien? –dijo una leve voz, hacia mucho que no me llamaban por mi nombre legal
-¿Cony? ¿Qué haces aquí? No entiendo nada
-Se ha ido la luz, tranquilo, levántate –dijo con suavidad
-Cony, cuánto llevas aquí
-Acabo de llegar, sabía que estarías aquí, no podía dormir y he ido a buscarte pero te habías ido tras Galán, me temía lo peor
-Sí Cony, creo que estamos en peligro, Galán está aquí con… -Cony no me dejó acabar la frase
-Ya sé que Galán está aquí, se ha acostado, no pasa nada ¿Por qué tienes ese cuchillo?
-¡Dios! Me va a estallar la cabeza. He oído voces, Galán está aquí con alguien más
-No hay nadie. Él mismo me ha dicho que te reíste de él, está algo dolido, y después te desmayaste
-No me desmayé, sólo fueron unos segundos
-No Alberto, te desmayaste, parece que sólo dormías, Galán te dejó ahí para que tu cabeza recibiera más sangre, estabas sobre la alfombra del salón, eso me ha dicho, pero no sabía que estabas aquí todavía, no has hecho ningún ruido
-Puede que me haya vuelto a desmayar sobre… mi propia pota.-empezaba a encontrar la explicación de todo - Joder, me he puesto perdido. Cony, vete al botiquín y tráeme unas píldoras que hay dentro de un tarro de crema vacío.
-¿Qué píldoras?
-Tú hazlo, por favor, date prisa
Cuando Cony volvió me tomé una dosis doble de risperidona, aunque hubiese sido placebo me hubiera encontrado mejor. Me levanté tras un rato sentado y apoyado en la pared del pasillo, sentía que Cony me miraba incrédula
-Por qué tenías un cuchillo?
-No me acuerdo –le mentí –Me he desmayado otra vez, eso es todo
-¿Qué has tomado?
-Ahora o antes. Lo necesito
-¿Qué son esas píldoras?
-Vamos a casa, te lo explicó allí. ¿Sabías que Galán había vuelto aquí?
-No, pero que más te da
-Menuda película me he montado, nunca olvido tomarme mi dosis
-¿Tomas pastillas de esas?
-Algunos necesitamos una ayudita ¿sabes? Ya noto mi estómago, todo vuelve a estar bien, enseguida me entrará un sueño aplastante…
-¿Por qué no me habías dicho que tomabas…
-Cállate –le corté –No quiero volver a hablar de esto. No ha pasado nada. Sólo necesito tranquilidad. Vámonos
-Cony me rodeó decididamente con su brazo y nos fuimos en silencio, abandoné mi casa reconciliado con Galán, dejando tras de mí un viaje de asco y miedo. Ya empiezo a notar el sueño, y veo que un simple descuido me puede dejar a disposición de mi disfunción, mañana será otro día. Buenas noches lector.

Un encuentro fallido y un encuentro inesperado

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La luz luchaba por hacerse un hueco entre la humareda de aquel tugurio. El bar está llenito, ya son las dos de la madrugada y Cony no ve a Fernando ni a su grey. Nos sentamos a esperar. Parece que Cony está pensando en Galán, hace tres días que se fue de casa. Ella mira hacia otro lado apoyada en la barra, mirando los juegos de formas que el láser verde y rojo crea entre el humo de esta tiniebla acuchillada. Cony está un poco ida, no sabe muy bien por qué está aquí. Cuando caminábamos hacia aquí sólo hemos hablado de tonterías como si vivir juntos o separados, en la torre o en la ciudad, no llego a conclusiones últimamente, seguiré esperando a que llegue Fernando aunque Cony se vaya, mañana tiene clase y no debe faltar.

-Hombre! Hacía tiempo Cony; buenas noches Papo –dijo Masi
-Buenas noches, Pelos –dijo Cony -¿Ha estado hoy Fernando? El abuelo
-No; hace tiempo que no lo veo por aquí… Antes ha estado Galán con un tío muy extraño. ¿Qué os pongo?
-Una cerveza
-Un batido de chocolate –pidió Cony

Masi se retiró después de servirnos. Voy a pedirle a Cony que se vaya cuando se acabe su batido porque noto algo, yo lo llamo intuición pero no sé, creo que voy a hacer algo esta noche, en esta taberna. Masi se acerca

-Masi, ponme otra cuando puedas
-¿Cómo estás princesa? Qué andas haciendo con éste
-Es mi novio, ya lo conoces –Me dejó sorprendido que me llamara su novio, se hizo un silencio
-Sí, Masi ya me conoce –dije nervioso
-Pues no sabía, te he dicho lo de Galán porque pensaba que…
-Ya , ya. Pues no estamos juntos
-Bueno…, y qué haces ahora, a qué te dedicas
-Estudio un módulo de Ilustración
-A ti siempre te ha gustado pintar, aún está tu dibujo del sky line en los baños, lo he borrado todo menos eso
-Gracias Masi
-Oye –me dijo Masi bajando la voz –No tendréis un poco de “pichu” por ahí
-No, no llevo nada –dije yo
-Yo sí, de farla, no de espid
-Ah, vale
-Dame Cony. Pásate por el baño Masi
-Tranqui, no tiene por qué ser ahora
-Yo voy al baño…
-Ok
Superé la barrera de cuarenta mil sudorosos y llegué al baño, me metí en una de las piezas y dejé una línea gruesa, cristalina y nuclear. Me encendí un pitillo y me senté a esperar a Masi mientras me fijaba en el dibujo de Cony. Tardaba mucho y me hice un chino rápidamente con el cigarro a la mitad, fume tranquilo y por fin llegó Masi
-Oye Papo, ¿Estás tú con ésta chica?
-¿Eso te ha dicho, no?. Aquí tienes la línea
-A mi me dijeron que tú pasabas algo, eso no lo sabía
-Vivo con Cony y Galán desde hace medio año. Toma, prueba con esto –le pasé un billete de cinco enrollado
-O sea que pasas porque vives con ellos. Venían aquí desde hace cuatro años, no os vi coincidir nunca
- ellos ya no venían, les conocí porque buscaba compañeros de piso y me llamaron, puse un anuncio el periódico
-¿Y no os conocíais de nada?
-Ni de vista
-¿Pero sigues en ello?
-No. Pregúntale a Galán por si quieres
-No hombre, si ya sabes que yo ya no tomo, lo dejé hace años
-Me voy afuera que Cony está sola

Salí del baño algo frío, distante. Me acordé de que llevaba un chino humeante y volví al baño. Me crucé con Masi en la puerta, le dije que llamara a Cony y esperé fumando. Los ligeros mareos se fueron transformando en sensaciones de relax en mi estómago.

-¿Qué haces aquí?
-Bésame –Me besó y le pasé el humo. No fui muy fino y tosió asqueada
-¿Qué haces?
-¿Por qué le has dicho a Masi que somos novios?
-Porque sí
-Ah; vale. ¿qué vas a hacer?
-Pfssss. Me voy a ir a casa
-A cuál
-A la torre, no?
-Bien, yo me quiero quedar, no me esperes despierta –sentía ganas de más alcohol, de más de todo, intuía algo, alguna brillantez empezaba a reverberar en mi mente –Bésame –Cony me besó y me abrazó despidiéndose
-Cuídate
-Hasta luego

Cony se fue, salí viéndola marchar y me acabé las cervezas que había rodeando mi paquete de tabaco

-Un bourbon con cola
-A ésta invito yo –dijo Masi

Me quedé sólo un momento, mirando al vacío. Me lié un cigarrillo de hachís, me lo fumé rápido y me ocurrió algo extraño. La oscuridad me hacía retorcer el estómago, pupilas salvajes, salvajemente sensitivo y retumbando, atronadora, la música en mi cabeza, hundida como nunca mi energía y mi fuerza física extinguida, mientras flota esta realidad como si mirara a través de gas, gas letal, veneno, destrucción, lirismo invitando al trance de entrañas y cerebro en comunión psicótica, fuerzas internas Atronadora música, mente en proceso, destrucción, me acerco, empero, aguardo unos minutos… Sólo han pasado unos segundos, pero no puede ser, ya me he bebido toda la copa, me habrán abducido…

-¡Otra copa Masi!
-¡Voy!
-¿Te vas a quedar hasta tarde?
-Sí; estoy esperando a Fernando
-¿Quieres probar salvia?
-¿Qué es eso, una droga?
-Sí. Nos quedamos aquí unos cuantos, … ¿eh?, y nos ensalviamos. Sólo te digo que a la cuarta o quinta calada se te cae la pipa, ya verás
-¿Es un opiáceo?, siempre he querido fumar opio
-No sé, y el opio fumado, bah!, esto es otra cosa, y no es ilegal
-Qué bueno, un vacío legal
-Bueno, tu quédate, verás, te lleva de viaje por varios estadios
-¿Por el Nou Camp también?
-Sí. Luego te cuento – acababa de entrar Galán, y Masi calló yéndose hacia el reproductor. Galán pasó al fondo sin verme, o al menos eso me pareció, con esta luz para retinas estimuladas no se notaba mi ojo morado, ni mis atuendos inequívocos de loco, como decía él mismo. La verdad es que era mi amigo y tal vez le traicioné sin quererlo. Algo nos diferencia a Cony y a mí de Galán, y es la forma de entender el cariño que necesitamos, todo lo anterior murió.

-No le confiéis a ese tío nada nunca –dijo Galán cuando la canción había acabado, me señaló riendo malévolo y los que le rodeaban me miraron y volvieron a mirar a Galán. Respiré tranquilo, no eran amigos suyos, tan sólo sus clientes, que seguramente tendrían ya el catarrito y el moquillo que portaba Galán, eso sí me puso en guardia, Galán no consumía apenas pero esta noche apuesto que han caído tres gramos, realmente deseo una agresión, Dovo sigue conmigo, mi alter ego de la guarda.

-¡Hay quien es tan egoísta que más bien parece necio! ¡Masi, ponme la penúltima! –grité. Algo en mí resurgía, pensaba qué sería, qué sería. La intuición a veces llama sin decir qué será. Será que Dovo ha vuelto a mi lado salvaje, realmente es de estudio clínico, cómo cambia la sensación de estar… Espero ser lo suficientemente provocador, esta noche toca sensaciones fuertes.

-En este bar, Masi, -dijo Galán - pensaba que no entraban pijos, ni niños de papá, ¡Qué asco tío! ¡ponle una piruleta a mi salud!
-No tomo bebidas para niños de papá, yo soy de cerveza, whisky y cocacola, ya sabes a qué puedes invitarme –No quería discutir con él
-¿No sé, hay alguna bebida para perdedores? –dijo Galán - ¿Gorka, qué estás tomando? –Todos rieron, todos menos Gorka, Masi y yo. Gorka era un hombre de cuarenta y tantos que siempre estaba solo y no se le conocía trabajo, aptitudes o hembra. Eso me cabreó, Gorka ni había levantado la cabeza, iba mal, mientras, Masi se había plantado en posición desafiante mirando al grupo de Galán
-Lo mismo que Gorka, Masi. Yo he perdido algo, soy un perdedor –dijo poniendo su mano sobre el hombro de Gorka. Me estaba empezando a poner frenético, el tiro de salida lo iba a tener que dar Gorka. Galán sabe que siento simpatía por estos parroquianos
-Esta noche se avecinan excesos, preparaos que despegamos en breves minutos –Le dije en alta voz a Masi y Nando (El mismo Nando de Acercamiento Al Bar).
-Yo estoy preparado –dijo Nando, gran amigo de Masi y Gorka y bebedor de bourbon con cola. Yo sabía que Masi le habría dicho lo mío con Cony. –Cuando quieras les pegamos
-¿Qué?-dijo Galán
-Le he dicho que cuando quiera despegamos
-Aquí va a haber más que palabras
-Sí –dijo Masi. Le notaba distinto –De aquí nadie se va insultando a Gorka
-Los parroquianos de siempre somos la ley aquí –dije yo. Vi que se estaban acojonando porque sabían que Masi no era un simple camarero
-Pero qué pasa Masi.
-Para evitar males mayores voy a pedirles a ustedes cuatro que abandonen el establecimiento, y si puede ser, que no vengan más. No hace falta que paguen si se van en este momento.
-Yo me voy ahora, pero no tengo por qué no venir más. –Fue lo último que dijo Galán antes de marcharse. Los otros tíos se quedaron en el bar. Quedé pensativo unos instantes, si Galán se iba…

-Masi, me tengo que ir. Ya nos vemos
-Pero no te quedas a eso
-Me encantaría otro día, pero ahora tengo que irme – Casi sin oírles despedirse salí del pub y me vi en una calle desierta, si no fuera por unos pasos que se alejaban, era ruido de botas, supe que era Galán y torcí a la izquierda, tomando la manzana para rodearla por el lado contrario al de Galán, la calle estaba en obras, como toda la ciudad, cuando llegué a la esquina donde le esperaría, noté que no se oían pasos, asomé la cabeza a la Gran Vía y lo vi alejarse, así que comencé a seguirlo desde la distancia. Sin duda, Galán, se dirigía a mi casa, donde Cony no está. Aún tendrá las llaves. Voy a seguirle y le abordaré dentro del piso una vez que entre

hacia un objetivo

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De lo más profundo del infierno surgió una llamarada de amor

Aunque parezca mentira, en el infierno también el amor puede hacer emerger la voluntad de poseer. En el infierno no sólo devienes en dolor; además, devienes en maldad. También es amor, se siente la locura, pupilas dilatadas ante ese objeto… de amor.

Creo que ahora soy yo ese objeto, soy amado por la destrucción. Si no me siento inspirado, si no soy observado, si no provoco…, al menos sé que la destrucción me quiere

-A lo mejor crees que me recreo mucho en esta soledad que me condena.
-Mmmmh…
-O que soy extraño desde siempre. No puedes imaginar lo larga que está siendo mi vida
-No tan larga aún
-Si el tiempo se sintiera no tendría estas lagunas. No pasa igual una hora en el cielo que en el infierno. Me recreo en mi interior, y vivo de las sensaciones de…
-Creo que lo suficiente. –hice un silencio insoportable para Cony
-Vale ya te respondo, haces eso porque estás en esa fase. Don’t worry, –realmente me dejó sorprendido
-¿Me podrías especificar, Cony, por favor?
-Sí, mira, sabes cuál fue tu anterior fase ¿no?
-¿Cuál?
-Era estar en el bar de Masi, y creer que todo el universo se reducía a la gente que encontrarías allí para sobrellevar la muerte de tu novia y la pérdida de amistades y demás…; en fin, ahora estás en otra fase, siempre estarás en una fase en tu vida, claro. Pero yo me refiero a fases tuyas. Cada fase debe ser mejor si te recuperas. Te recuperaste pasando la fase de la casa del río, luego con Masi en el bar, después conmigo y Galán, y ahora otra.
-¿Mi fase ahora es esto?
-¿Qué es “esto” para ti?
-¿Para mí? Mi vida se ha vuelto muy reducida. No sabría decir bien.
-Aún estás en recrearte en tu interior, además, no te preocupes, eres ese tipo de persona.
-¿No soy único? –reí
-Eres el tipo de persona susceptible de pensar que es única. Tampoco quiere decir que no lo seas
-¿Tipo de persona?
-Hay nueve tipos de persona. Está el idealista, el cariñoso, el artista, el vendedor, el líder fuerte, el juergas, el “paso de todo”…, no recuerdo más. Es según corazón, cerebro y estómago. Tres grupos con tres subgrupos cada uno.
-¿En cuál estoy yo?
-En corazón, eres un número cuatro, el artista. Es el grupo de los obsesos de la belleza –Cony se reía de mí haciendo una mueca de pirado
-¿Y cuál eres tú?
-Estoy entre el uno y el dos. Idealista y cariñosa, son del grupo corazón
-¿Dónde has leído eso, en una revista de psicología?
-No. ¿Conoces a Fernando?
-No
-Es ese hombre de pelo y barba blancas que iba al bar de Masi. Es trabajador social, trabaja para Compromiso.
-¿La Ong de los chicos con problemas?
-Sí
-¿Cómo es que le conoces?
-Le conocía antes de volver a verlo donde Masi. Es un hombre muy sabio. Una vez nos invitó a Galán y a mí a comer a su casa un domingo. Estuvimos cinco en la comida, tuvo que dejar a los dos gatos que tenía en la terraza, a Galán le daban alergia, además no paraba de moquear, por la “farla”. Después de comer llegaron algunas visitas y empezamos a tertuliar y salió en la conversación que había nueve clases de persona y tal. Nos preguntó a Galán y a mí si queríamos conocernos más, yo dije que sí, hice el test y eso. Era muy convincente cómo me explicaba eso, las características coincidían, decía las luces y sombras de mi signo, de mi número, y quién se llevaba bien conmigo, o yo con quién, mi camino para crecer, y cosas así
-Aha, -asentía con cara de extrañeza -¿con quién te llevas bien tú?
-Yo con los siete, mi tendencia para liberarme es la juerga, -me reí, le iba bien. –y los cuatro deben tender hacia el uno para crecer. Era algo así como que el artista debe abrirse de su círculo y tender hacia el idealismo, la ética y el mundo real. Vamos, tender a abrirse en general. Ese es tu camino, y ahora estás en fase
-Cony, ¿cómo puedo conocer a ese hombre? –soltó una risa
-Sé dónde vive. ¿Quieres que vayamos a verle?
-No; quiero ir yo solo, pero me gustaría conocerle antes
-Van los jueves, donde Masi, suelen ir muy tarde. Hablan de temas profundos a veces. Él y Adolfo, un tío grande y gordo, con perilla. Háblales de lo que quieras, te escucharán, diles que eres mi mejor amigo, me conocen
-Qué hora es
-La una y media
-Hoy es jueves. ¿Vienes conmigo?
-¿Estoy muerta de sueño?
-Se te quita con un trago, vamos. Lo pasaremos bien, hace mucho que no salimos -creo que voy hacia un objetivo, conocer a Cony
-Vaya madrugón me espera mañana

Galán ante la verdad

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-Voy a contarte un secreto, ando flojo del pantalón, y del bolsillo
-¿Ya te has gastado todo lo que te dejó el abuelo?
-Bueno Marla, sabes que el abuelo dejó una esquinita para mí, el resto fue para papá, ya lo sabes. El abuelo pensaba que yo era el más aventurero de la familia, y por aquel entonces vivía con Anabel. Él sabía que quería independizarme, y me dio una ayuda, es una pena que meses después Anabel…
-Se te hubiera terminado igual
-¡Eh! Que no se me ha terminado
-¿Y dónde vives ahora si puedo saberlo? ¿En la casa del coronel?
- ¡No le llames así! Era nuestro bisabuelo. Y no vivo ahí
-Pues el otro día llamé al piso y me contestó una chica, ¿quién es ella?
-¡Ah! Es Cony, una amiga
-¿Sí? Pues esa amiga me dijo que estabas en la casa del río
-¿Le dijiste que eras mi hermana?
-Por supuesto que se lo dije, y encima no me dejó subir
-¿En serio? –yo me reía –Muy típico de Cony
-No le veo la gracia. ¿Quién está viviendo en ese piso? Como se pasen por ahí mis padres no sé lo que va a pasar, no mides las consecuencias
-Por aquí no pasan, estate tranquila, no nos hacemos visitas
-¿Por qué estáis así?
-Por mi maldita culpa, ellos llevan razón y yo no, ¿vale? Tú sigue pensando igual hermanita, son tus padres, ¿para qué pensar o hablar mal de ellos? Además, ¡mira!, soy un privilegiado, un marqués, como decía Carla
- Sé que ya no estáis juntos, es una pena.
-¡Ajá! Así que ya sabías todo, pero aún así me lo preguntas; sabes dónde vivo, qué hago y qué no hago, ¿no? Carla te tiene informada, es tu amiga. Y supongo que como tú, nuestra hermana mayor sabrá también un montón de mí, pese a no verme con ella en tres meses largos. Aunque claro, contigo es distinto porque nos hemos visto últimamente en los juzgados, ¿verdad señorita fiscal de guardia? Es increíble.
-¿El qué es increíble?
-Que tengas veintisiete años y ya seas la fiscal de guardia. ¡Qué distinto soy a mis hermanas! Lo que son las circunstancias que a cada uno y a cada una le tocan.
¿Te ves mucho con Eva?
-¿Con Eva? Sí; bastante. A ver si pasas a ver a tus sobrinos que ya tienen catorce meses.
-No; aún no, son muy pequeños. Pero no te preocupes, voy a ser su tío, son de mi sangre. ¿Sabes? Mis hijos nacerán en la torre, como papá, el abuelo, y nosotros
-Nosotros no nacimos ahí, sólo Eva, nosotros nacimos en el hospital
-Bueno da igual, pero hemos vivido ahí hasta que Eva tenía catorce, tú ocho, y yo cuatro. Y aún así seguía siendo la casa de los abuelos, hasta que murió el bisabuelo. Pero iban todos los fines de semana y los veranos, y acuérdate de que las navidades las pasábamos ahí hasta el año 88, el incendio provocado –dejé caer
-¿Eso de lo que oí hablar una vez? ¿Aún estás con eso?
-Sí; y por eso te digo que estoy flojo del bolsillo, necesito que contrates un abogado conmigo, a Pablo, sigue siendo mi abogado.
-¿Pero qué vas a hacer?
-Estuve investigando hace unos meses, el primo Peyo me ayudó
-¿El que es concejal? ¡¿Qué hicisteis?!
-Nada; buscar entre los archivadores de ese año en urbanística – No le dije que tenía previsto entrar en tal despacho
-Prefiero no enterarme de nada
-Entonces… ¿me apoyarás con el abogado?
-Tengo mucho que perder si lo hago
-No tienes ni idea de lo que puedes ganar, levantar la polvareda suficiente como para recibir una indemnización. Arreglaríamos la casa ¿Por qué no significa nada para ti, para Eva, para nuestros padres? No lo entiendo, pensaba que la genialidad se saltaba una generación

Se hizo un silencio, yo esperaba su respuesta, pero ella parecía dolida, aunque dudo que lo estuviera. Mi hermana Marla era la estrella de la familia, lo tenía todo; yo, en cambio, no he nacido para triunfar, tal vez Marla empiece a pensar lo mismo, o bien crea que me he vuelto loco. En cualquier caso, espero que al menos me siga reconociendo, ella es el último eslabón que me ata al mundo, la única testigo presencial de toda mi vida

Me quise despedir de ella pidiendo la cuenta: dos cafés, un sándwich y una cerveza
-No deja, ya pago yo ¿Ya te vas? –Me dijo Marla
-Te dejo que pienses lo que hemos hablado. –Hice un gesto de claro cansancio y me quité las gafas oscuras para secar el sudor en mis párpados.
-¿Qué te ha pasado?
-¿Qué?
-Ese ojo morado… ¿Te han pegado?
-No; me caí de la cama, -le mentí, -y me golpeé contra la esquina de la mesilla de noche
-Está inflamado, deberías darte una pomada. Espera , no te vayas, vamos juntos a la farmacia de al lado.
-Como quieras

Marla me compró la pomada en la farmacia, de todas formas la inflamación no bajaría en unos días, no es que me molestara tener el ojo negro pero sí que Galán me asestara un sonoro derechazo al que no quise responder, es una opinión como cualquier otra, tampoco le dio por gritar o ensañarse conmigo. Creo que tardaremos un poco hasta que se aclare el cielo, que está en plena tormenta, capas y capas de nubes oscuras como la azul y densa lejanía de las montañas. Maldita ciudad, esperaré al momento de escapar, o tal vez se acaben mis reservas de mala suerte, o dura justicia

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Ya viene. Cony me mira desde la otra acera. Ya cruza.

-Qué mal aspecto tiene. Te dio muy fuerte. Se ha ido de casa.
-¿A dónde?
-A casa de sus compañeros de antes
-¿De antes de vivir contigo?
-Sí.
-Me siento fatal -sentía algo corroyéndome las tripas, temblé, estaba débil, me faltaba combustible. Cony me abrazó. No me lo esperaba, por eso me pareció el calor más dulce, el instante más feliz que recordaba. Llegó en el momento oportuno, me devolvió la vitalidad. Su cabeza permaneció junto a mi pecho. Dejé de preocuparme por Galán.
-¿Cómo estás?
-Ahora bien, pero esta noche no he dormido. Que te pegue a ti en caliente lo puedo contemplar, pero que me de una bofetada cuando ya estábamos en casa…, gritándome, llamándome de todo. Se marchó mientras seguía gritándome. Creo que se ha acabado
-La mala suerte, mi jodida mala suerte, siempre me pasa, vivo en mi mundo, apartado del lenguaje humano, fuera de sistemas, en mi burbuja de drogadicto crónico, ni aunque deje de tomar, me han jodido el cerebro para siempre. Voy a explotar, cuándo coño voy a reaccionar, a seguir con lo que empecé, ¿por qué?, ¿por qué?, ¡dios!, no soporto esta puta ciudad, dios, no puedo respirar…
-Vámonos de aquí, tranquilo, vámonos

Caminamos bajando la calle Sagasta, cruzando el puente me dio una leve bajada de tensión, caminando hacia los árboles se me pasó, ya notaba la brisa, el olor de la flora silvestre empapada de lluvia todavía. Quise que anocheciera ya, pero era media tarde, y aún no había comido desde la violenta cena de anoche. Le insinué a Galán que me había acostado con Cony, no se lo tomó mal, me dijo que era natural y que pensaba que ya lo habríamos hecho antes. Aún así Cony le dijo que yo era muy bueno en la cama, creo que Cony no entendió lo que le estaba diciendo a Galán. Yo dije: “Qué tonterías dices Cony”, y me reí de ella volviendo la cabeza hacia Galán, que venía hacia mí con seguridad pasmosa, se sentó a mi lado, mirándome de cerca con el ceño fruncido: “¿Tú la quieres? ¿Amas a Cony?” -“Me has hecho dos preguntas que no vienen al caso, creo que sabes bien que quiero a Cony” –“¿La amas? ¿Cuidarías de ella para siempre?”
-¿Por qué me preguntas eso? Galán, tú eres su compañero; no yo, pero soy vuestro amigo, compartimos cosas, pero Cony te quiere a ti
-A ti también te quiere, siempre ha hablado bien de ti
-Bueno, es que somos amigos
-Ya, pero ella habla de ti a veces, de una forma que no sé si lo dice para joderme…
-O tal vez sea que te lo cuenta todo, no creo que Cony hiciera eso para herir.
Y te quiero decir una cosa, ahora que no está Cony, es sobre ella, me preocupa algo de ella
-Que te preocupa algo de ella, ¿qué?
-Bueno, por lo que hablo con ella, creo que tiene carencias afectivas desde la adolescencia. Tú le ayudaste a serenarse, pero los síntomas de la bulimia que no se trató…
-No quiso tomar esa porquería de pastillas y ya está, ¿qué síntomas?
-Galán, parece mentira que…, viéndote, conociéndote…, seas tan ignorante. Cony aún no se ha dado la ostia, pero es muy frágil, y la ostia llegará…
-¿De qué hablas?

-¿De qué habláis? –dijo la recién llegada Cony

Galán esperaba que respondiera yo, Cony también, pero no hice movimiento alguno, me quedé ahí, mirándoles. Cony tenía que contarle a Galán lo que me contó a mí, si dices que eres libre, sé libre y actúa; pero ella no está jugando bien su papel, se distancia de Galán a cada mirada, a cada voz, poco a poco veo a Galán más entristecido, más cabeza abajo, resentido, apoyados sus codos en sus muslos y pegadas sus manos a la frente, sudor frío, rabia en auge
-Galán, ¿estás bien?, -dije. Pero no movió ni un músculo, por un instante me pareció que se lamentaba. No me contestó y quedamos recluidos en una atmósfera cargante y molesta.
-Estoy bien, pero no entiendo una cosa –Se incorporó y miró a Cony, parecía que iba a preguntarle algo. -No entiendo como puedes ser tan puta
-Cony no te pertenece –Le miré a los ojos, él seguía mirando a Cony. Me irritó ese comentario
-Tampoco te pertenece a ti, gilipollas –Su tono era desafiante –Y tú Cony, sigues sin decir nada, ¡Me has jodido bien!
-Tranquilízate Galán, deja de castigarte, esto es más simple de lo que crees
-¿¡Que me tranquilice!? –Galán parecía más violento, noto que se siente traicionado y que lucha contra esa sensación, pero cuanto más piensa más se pierde –Me voy de aquí, enrollaos a mis espaldas todo lo que queráis.
-Galán, no estás siendo razonable
-Dime Cony, ¿es la primera vez que te acuestas con otro estando conmigo? -Galán había hecho una pregunta de órdago
-¿Pero no te das cuenta de que somos como una familia? ¿Por qué no puedes entenderlo?
-Pensaba que sería más fácil –dije
-¿Qué sería más fácil? Si Anabel hubiera estado con otro tío a ti no te hubiera gustado
-Si me lo hubiera contado hubiera sabido qué pensar
-¡Dios! Me tengo que marchar –Galán estaba desolado, me acerqué a él, intenté abrazarle, pero se revolvió vehemente, se levantó y me asestó un duro puñetazo
-HIJO DE PUTA, TRAIDOR –estaba fuera de sí –Cony, te odio, me has hecho daño. Será la última vez.
-Galán , por favor, no te vayas, ¡para! ¿A dónde vas?

No nos dio tiempo de nada más, Galán se marcho dando un portazo que hizo temblar los cimientos de mi ruina. Creo que Galán lo entendió al principio, pero esas preguntas que se ramifican hasta la extenuación colmaron su flemático carácter

-Yo también me voy a marchar. Nos vemos mañana. Te llamo yo
-Siento que haya sucedido así –dije mientras me ponía hielo en el párpado –Sinceramente, me importa un pimiento lo que haga Galán, es mayorcito, pero tú, Cony, me tienes preocupado, ni siquiera sé lo que piensas de todo esto, no has hecho más que pasar del tema, como si no fuera contigo
-Bueno, alguna vez se tenía que enterar ¿No?
-¿De qué? ¿De que te cepillas a todo lo que se te pone por delante? Tienes un problema y lo sabes, ahora soy yo el que se siente mal. No puedes quedarte en silencio cuando son tus palabras las que necesitaba oír, se estaba rayando los sesos con una cucharilla, joder.
-¿Tú me quieres?
-Demasiado; eres una avispa, pero…, sí; te quiero mucho
-Yo no sé qué decirle, te dije que no sería buena idea, ahora, de repente, no quiero marcharme. Vamos a colocarnos, necesito evadirme, quiero estar contigo
-No, Cony. Debes volver al piso con Galán. Ya nos veremos mañana. Me pasaré después de las tres de la tarde a hablar con Galán. Pero ahora vete, voy a tomarme un valium y a echarme hasta que me duerma, no quiero pensar más
-De acuerdo, mañana nos vemos. Lo siento mucho, ¿te duele?
-Sí; me duele Galán. Quédate lo que quieras, yo me voy a dormir –Le di un beso en la frente y me retiré de la sala. Antes de quedarme dormido la oí salir, después debí caer en las profundidades del sueño. Soñé con Anabel, y al despertar sentí una fuerte angustia encima del estómago. ¿Por qué todo el mundo me abandona? Soy un canalla desposeído cuyo sarcasmo…
No viviré más de una década, estoy condenado.
Me ahogo, me duele, me despido. Hasta la próxima

Sensualidades y alcohol. Diarios desde la torre

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Ella se perdió entre la multitud como se pierde una lágrima entre la lluvia
Qué duro es nuestro fracaso si la victoria no vale gran cosa. Permanecer junto a ella, o bien otro fracaso social, entre seres sociales que necesitan de otras personas para vivir, para vivir felices, no sabemos ser infelices, no hemos nacido para tragar culebras, no conocemos el deseo, no conocemos el suicidio, nosotros no.
La gente sigue inalterada, ociosamente aburrida. Eso no es para nosotros, ya que somos ángeles si desnudos, pero al cubrirnos…, sólo nos hace falta beber sangre para vivir, así seríamos completamente vampiros, eternos, más puramente humanos sin nuestros recuerdos, sin nuestra conciencia, olvidaríamos tras los siglos nuestro origen y sólo pensaríamos en seguir con vida; vida eterna o muerte, vivir para siempre sin dar importancia a la vida, entregados sin deseo, hambrientos de sueño, uñas de ébano y plata.

¿Por qué me mira así Cony? Sé que acierta bastante en lo que cree conocerme, me observa con paciencia, podría si quisiera, pero quiere de otra forma, quiere porque sabe que le quiero, quiero que me acaricie, no me gusta acariciar
-¿Vas a quedarte mirándome sin hacer nada más que pensar? –dije - Soy lo que ves, ¿A qué esperas?
-A qué espero a qué
-A dejarte llevar como hubieras hecho con cualquier otro
-Tú no eres cualquier otro
-Me da igual, me apetece desnudarme, tú ya me has visto desnudo
-Si te desnudas, lo haré yo también. Para que veas que no me importa, y hace calor, seguro que estamos más cómodos en pelotas

Me levanté haciéndole creer que iba hacia ella, cuando estuvo a un instante mi sexo de su hombro alargué el brazo y la tomé, Jack de Tennesse, el mejor whisky. Me paseé hasta la cocina y volví con dos on-the-rocks con agua. Le dí uno a Cony y me deslicé hasta mi fría silla, decidí cruzar una pierna y dejarlos colgando, más cómodo así. Yo estaba totalmente desnudo, Cony vestía ropa interior oscura y unas medias negras rasgadas aquí, corridas allá, mientras movía sus piernas en lo alto, bocabajo sobre las sábanas.

Llevamos un rato bebiendo, nuestras fauces sonrojadas, la risa tonta, miradas de nada o de todo, guiadas por los grados, dejamos de beber, ahora será un pulso, lo sé, conozco a Cony más que ella a mí, y lo sabe: el hecho de mi problema con la melancolía que el oscuro vino aparta(ba). Empiezo yo, voy a pasar de las miradas, mi expresividad gestual no da para tanto, aún no domino ese lenguaje, en seducción sé cómo impresionar, diez minutos, luego me resulto empalagoso, no voy a mirarla, pero ella me mira, no me he desnudado para quedarme ahora sin mordisco. Ahora noto que mis piernas están inquietas, me levanto, a la vista queda mi cuerpo
-Quítate la ropa o…
-O qué
-Te la quito yo –Y en ese instante empezaron a fluir torrentes de sangre que iban de mi cerebro directos a mi sexo en alza, en breve. Me arrodillé para quitarle a Cony sus medias, toqué sus piernas torneadas y algo me hizo besarlas, lamer sus dedos suave, la piel en cada dedo como un clítoris rasurado
Cony empezaba a reír -Me haces cosquillas. –Mientras tanto, ella seguía en la misma postura -Date la vuelta, quiero lamerte hasta que se me peguen los labios
-¿Me quiere usted lamer señor casero?
Me dio la risa tonta y se la contagié
-Necesito una raya, ¿dónde está Galán? -Volví a reírme y empecé a buscar desesperadamente una china, pero me acordé de la yerba que acababa de adquirir. Una ele con cohete espacial tres cuartos, a volar Cony. Encendí el cilindro y acto seguido apagué la luz para que Cony se desnudara de una vez y me acerqué al sillón junto a la cama
-Te abrasará la ropa, supongo
-No
-Pásame la botella, y te doy mi cohete -Cony se reía conmigo. Le pasé el petardo
-Qué grande, mmmh…, así me gustan –A lo que se me escapó una carcajada triunfal
-Te voy a cubrir de whisky
-Tuya es la cama
-Luego estás en mi territorio

Cogí la botella y la alcé, escancié medio litro sobre mí y el resto sobre Cony, le pareció que estaba muy frío así que tomé un hielo de mi vaso y me lo metí en la boca. Entonces entré en mi territorio y la abracé, enseguida notó mi boca sobre su espalda, sus muslos, sus brazos y sus labios, estábamos empapados en alcohol y hacía calor, mucho calor, seguí jugando con el hielo y Cony siguió soltando chillidos más propios de una adolescente al acabar el curso. Le quité el sujetador de un tirón, le hice algo de daño con los dientes al robarle su braguita, creí que serían comestibles, pero ahora sólo se podía lamer, nada de morder, o Cony reiría y no se lo tomaría en serio.

Seguro que todo esto parecerá un poco raro, pero yo conozco a Cony por palabras de ella misma, sobre ella, su familia, la anorexia, Galán, la huída, el tráfico de droga, la supervivencia, su incontinencia sexual promiscua, la pintura, su curiosidad par moi, la extravagancia, su dureza. Y me olvidaba de su peculiar gusto por los chicos, Galán parece más un estudiante bohemio que un perro callejero de tantos ruteos, y ahora, yo no pienso más que en el cambio que ha dado Cony en estos meses, ha dejado de consumir habitualmente y ha conocido a nueva gente en sus clases de pintura en el colegio de artes y oficios estudiando Ilustración, ya no se dedica a ir a discotecas a pasar, eso se lo deja, se lo dejamos, a Galán.

Mientras hago el amor con Cony entre caricias y besos no pienso en estar traicionando a Galán. Cony y yo somos libres porque así nos sentimos, quizá porque ambos hemos conocido la cárcel para los sentidos que supone haber estado enfermo durante años. Tal vez sea eso, una nueva energía, el conocimiento que da la tristeza, conocer en ese sentido sentimental, sensible, difícil de explicar, no lo pretendo. No quería sentir a nadie así desde que Carla y yo éramos Carla y yo. Cony es un caramelo, realmente pienso que debe ser muy dulce pensar que vas a tener a alguien así cada noche en tu cama. Desde que me separé de Anabel no había sentido tanto cariño por nadie, creo que Cony puede sacar lo mejor de mí, ¡¿cómo no voy a ser egoísta?! Sigo considerando a Galán como un amigo, es más, ahora le quiero más porque es el chico de Cony, yo no quiero a Cony para mí. Supongo que es de lo más natural pensar así.

-Cony, habrá que decirle algo a Galán. No creo haberle traicionado. ¿Cómo te sientes tú? Respóndeme, no te hagas la dura.
-Ya te dije que Galán no sabe nada de que me acuesto con otros tíos
-Me refiero más concretamente a lo que acabamos de hacer, quiero que Galán lo entienda. Si encontrara las palabras lo entendería y no le daría importancia, porque Cony, es tu novio, vives con él desde hace casi dos años
-También he vivido contigo
-Pero ahora no vivimos juntos
-Pero qué dices Papo, cuando no vienes tú al piso, vengo yo aquí. Comemos o cenamos juntos un montón de días a la semana, y en tu cuarto duermes casi tantas veces como aquí
-Es verdad, ¿sabes?, tuve que volver aquí para saber si seguía siendo ermitaño, pero no; aunque también vine por lo que ya sabes; no la tirarán. A día de hoy puedo decir que entre Carla al principio y vosotros después me habéis ayudado sin saberlo, y os estaré agradecido mucho tiempo, por eso tengo que decirte que Galán debe saberlo, pero eso depende de ti
-Papo, hay cosas que es mejor no saber
-Desde luego, si le pones los cuernos a alguien es mejor no decírselo a quien guardas fidelidad, pero nosotros no hemos engañado a Galán, sólo hemos disfrutado con nuestros cuerpos; no sé si me explico, Cony

Ella enmudeció y empezó a vestirse, pensaba que la vería desnuda por última vez y me recreé con su menudo cuerpo.
-¿Te vas?
-No, voy a preparar algo para cenar. Voy a ver que tienes
-¿Vas a cocinar ahora?
-Sí, y llama a Galán para que venga en cuanto termine. Tenemos que hablar

Diarios desde la torre. Como siempre dicen...

QUÉ PUDO SER?

Diarios desde la torre. ---> para Cuentacuentos http://spaces.msn.com/cuentacuentos06

Como siempre dicen, albergar la esperanza es necesario

La naturaleza
Albergo la esperanza de caminar descalzo sobre una verde y húmeda pradera, sintiendo la limpia naturaleza que purgue la oscuridad de mi génesis bajo mis pies, saboreando la serenidad del entorno que a la amargura su belleza oculta. Empero, ajeno a mi alrededor, “no me duelen sus faltas, tan sólo queda su vergüenza”, ajena. La naturaleza es el entorno, el medio. No cometo el error: la naturaleza no es lo ajeno al hombre, y a la mujer; aquí empieza el hombre y termina la naturaleza, no, la naturaleza de barro y piedras, como la creación; la naturaleza también es de cemento y asfalto, todo nuestro entorno lo es, adaptarse fue una experiencia imposible, fue y ya no es ajena. Todo humano tiene una concepción de la naturaleza, aunque no lo sepa, aunque no la sienta…, y repercute en todo su organismo vital-espiritual

Costumbres
Realmente frecuento poco las calles, los cafés, los cines y teatros, las discotecas. Vivo poco pero abuso de mi vida, salgo unas diez horas semanales, siempre a la misma taberna, a hacer lo mismo, la verdad es que no tiene sentido emborracharse sin más, teniendo el huerto muerto y putrefacto… ¿Busco a la persona equivocada en la taberna equivocada? ¿O sigo aquí esperando al mesías? Los parroquianos hacen todo lo posible. He sido traicionado en momentos cruciales de mi existencia, no me fío de las miradas bovinas, ni de las vacías; ni de la alegría inmensa ni de la pena intensa. Soy un observador moral que se ríe de lo inmoral a carcajada sincera. –Mira, un juez. Mira, un funcionario armado. Mira, una hez, un mojón emparedado.

Ficciones
Evoco la esencia de la vida pasada dondequiera que esté en mi cabeza el recuerdo impertinente. Evocación de un sentimiento, una imagen ideal, sentir, percibir la materialización de ese sentido cobrando así realidad, ¡qué poco me hace falta para discernir entre lo real y lo irreal!: no existe la ficción salvo por defecto de autor. Soy humano y todo lo humano me es propio, nada humano es ajeno a mí. Empiezo a esquivar sin parecer esquivo, tan sólo camino hacia la felicidad. Una novela puede ser tan real como una ley universal, la mentira también tiene su dosis de realidad si se construye a partir de un sentimiento devastador, inventemos sus causas, olvidemos la verdad o no la comprendamos. Esto último es más propio de los poetas. En clave de sufrimiento una nota bemol puede parecer una nota tónica, la mentira absoluta sólo existe en poesía, la verdad absoluta sólo existe en ciencia, las ficciones nos embargan y embriagan nuestros sentidos, que ya son pura ficción.

Sueños
Alguna vez soñé que mi verdadera mentira se hacía real, y entonces sufría; sufría menos que con la causa real, la no onírica. Me ha marcado el deseo de desaparición, esa fue mi educación para el futuro, traspasando el tiempo mi alma hasta llegar a él, un futuro más, sin amor y con más sabiduría sentimental. Alguna vez soñé y se aclararon mis dolientes pensamientos. Mi subconsciente gritaba desde la infancia la vida para la desaparición de una mujer muy cercana a mí, mi madre, y alguna vez soñé mi soledad amputada en desamparo, sabor a hiel, verdad, atraída de los abismos de la memoria, en sueños encontrada, ficción explicada, mentira expiada.
Romanticismo
Desde que he vuelto a separarme de la masa, se acercan a visitarme viejos amigos, más por viejos que por amigos. Sus cabellos ya son grises y siguen vistiendo unos desgastados vaqueros. Les invito a charlar y a un café, la juventud se cura con el tiempo. Vienen a por lo de siempre, un poco de lo que le cojo a Cony y Galán, varias decenas de gramos, y es que el alquiler les sale gratis. Mientras tanto, mientras se acerca el insoportable calor del estío, habito esta ruina como si fuera mi casa de campo, al otro lado del río, donde la ciudad pierde su nombre. A pesar de haber pasado cuatro años en otra ciudad, no echo de menos mi vida de estudiante formal, no me iría a ningún sitio del mundo, ahora no. Amigos como enemigos, amor como un péndulo de aguzado filo, descendiendo hasta abrirme el pecho;).
Mi paso por este mundo empieza a ser una novela romántica ¿Cómo convertirse en lo que no? ¿Me he convertido en lo que no? ¿romántico yo? Ojeras, desnutrición, insomnio, adicción al café, al cigarro y a beber ¿romántico yo? Melancolía, desánimo, deseo de ser amado ¿romántico yo? Habrá gente que piense que espero que llegue algo, pero no, me he convertido en un dionisos cuyo principio existencial es el principio de placer, el nihilismo es sin duda más productivo y su sabor demasiado amargo, del nihilismo al romanticismo sólo hay un paso, adivina cuál.




Mecagoendios.net
Ahora toca hablar de padres y tutores. ¿Qué habéis hecho por mí desde mi pérdida? “Esa chica no estaba bien, hijo” ¿Por qué ya no voy a veros? Jamás os perdonaré el haberme dado la vida, el haberme dado un nombre y un apellido, un aspecto físico privilegiado, una mente enferma de nacimiento, tormentosa y frágil. “Todas las esperanzas están puestas en ti, hijo”. Nunca diré esto a mi hija, nunca conocerá a sus abuelos. Sólo me habéis hecho convertirme en una mierda, ya son tres meses sin veros y apuesto que serán años. La educación sentimental: mi abuelo, con él me crié mientras el trabajo os poseía como vuestro único hijo varón hubiera querido para sí. Al escapar de esta ciudad para estudiar escapé de vosotros, aristócratas, enanos, os desprecio con lágrimas en mis cuencas, pero no caen gotas sino se secan, y sólo el escozor de la sal queda, en mis ojos, testigos donde no caben ilusiones ni perdones, sólo indiferencia, cómo os he despreciado, y cómo os señalo con mi dedo hablando con el diablo en sueños, protégeles pero no les des más de lo que merecen, hazlo por mí y te venderé mi alma, para nada la quiero ya, por nada me importa ya arder y morir si con ello puedo la alegría conseguir, aunque sea sólo un instante. Y repito: me ha traicionado tanta gente que pienso que sólo se me arriman los monicacos, monicaquillos que me toman por referencia, que al verme desfallecer huyen de mí, pues no era de acero sino de barro y piedras, qué sorpresa, es mortal como nosotros, no soy dios, pero si lo fuera, no perdonaría la cobardía de vuestra trayectoria, cobardes, hijos de la vergüenza, ahora soy un titán que no guarda rencor sino justicia, vuestra suerte va a cambiar justamente bajo mi toga estoica, cada día más larga.

¿Revolución venidera?
Cada día más ilustración, tres siglos de revolución, es deber de cada uno saberlo y decidir si sí o si no continuamos con el desarrollo de la libertad que aquellos viejos occidentales hicieron por nosotros. ¿Así se lo pagamos? Abandonándonos a la masa, a la televisión , al cine-vergüenza, a la música sin poética ni estética, a la hipoteca injusta, a la prisión del trabajo, a la falta de lucha, conformismo que me hace vomitar, sin esperanza no se vive, cómete el mundo, échale morro y ríete de la vulgaridad orgullosa, hazlo por ellos , por los que en un lejano pasado dieron su vida por ti, sin tú saberlo. Tan vivos y sin saberlo.

Algún día tiene que llegar el desengaño, por mi parte seguiré esperando

Llevo un día de “no estoy para nadie”. Cony me ha traído semillas, un foco de 100 vatios y la primera cosecha. (Estoy hambriento pensando en su calidad). Hemos puesto música gótica, de la que a ella le gusta, y hemos bebido de lo que nos gusta a ambos, Jack de Tennesse, de tarde perdida, cilindro tras cilindro incendiario, Cony se ha quedado dulcemente dormida en mi cama, a penas hemos hablado. Me sorprendo, hace cuatro años yo era tan joven como ella, pero fui un espectro a esa edad. Y ahora dormida en mi cama me sorprende ver el joven perfil de su cara mientras descansa. Tras la superficie veo a una joven que quiere ser amada… y quizás lamida


La soledad querida.
La disfunción orgánica, las costumbres antihigiénicas, las faltas a la autoridad, disfunción

Disfunción vital, disfunción cerebral, disfunción sexual, sadismo

Excrementos y vómitos, disfunción higiénica, disfunción orgánica, obesidad, veinte kilos más, sudor molesto, medicación, medicación, medicación

Pornografía, Onán, Edipo, Prometeo, Sodoma, Venecia, vino amontillado

Arte, sangre, alimento, diario, café, despierto. Arte, sangre, alimento

Serenidad, ser en mí, alcaloide, las esferas dicen, ascendente escorpión, quema la arena del desierto, tierra, éter, agua, viento, combustión: destrucción, creación, cuarta puerta, la cuarta dimensión, progreso positivo

Cansancio, desvanecimiento, Dolor, sufrimiento, qué quieres, la vida es así a veces, ¡Que te jodan así a veces! Culpa. Ira y culpa, vehemencia, nervio y entraña

Cena fría, casa vacía, indoloro, serenidad, otra raya, más arriba, hazte un chino, mescalina, leche plus, absenta y base. Éter en movimiento, formas incoloras, formas eternas. Poper, orgasmo.

La soledad querida, disfunción, hedor, medicina, risperidona, dulces sueños, tres miligramos, ataraxia

Lastre, cabo, bastón, macabro, hexágono, lucifer, impío, semen, candil, pendiente, incienso, elefantes en el pasillo, mis vecinos expían, desconfían

Sátrapas, usureros, prestamistas, banqueros, sátrapas, prestamistas, usureros. Dominio protegido. ¿Qué vais a hacer frente a eso?

Qué cojones habré dicho... el día que diga lo que pienso...¡me matan¡

A cercamiento al bar. Diarios desde la torre

El viernes cuando nos veamos te cuento… Fueron sus últimas palabras. Cité a Carla en el que fue mi bar de balas perdidas. Ella llega tarde, yo espero mientras consumo mis cigarrillos y doy, uno tras otro, grandes sorbos de cerveza. Espero sin darle importancia a sus palabras, y es eso mismo lo que no acabo de entender de mi estado actual. Carla me dijo muchas cosas aquella noche, me llamó señorito, marqués, egoísta. Intenté hablarle de mi sufrimiento oscuro, pero no me escuchaba. Ella no sabe nada de mí, en realidad no sabe quién soy. Ahora espero como quien se desespera ante una llamada que no llega.

El bar de Masi está lleno, toda la gente se agolpa en la barra dejando espacio suficiente pero inservible detrás. No es acogedor pero es lo suficientemente canalla, agreste y punk como para seguir aquí apoyado. Miro a un lado: las nenas góticas ocupan los taburetes, son las más jóvenes clientes. Miro al otro lado y la luz desaparece de las viejas bombillas sobre la barra. Lo siniestro, adheridos a la malta, jóvenes heavies, viejos bebedores, una pareja en la máquina de pantalla táctil, y el futbolín saturado en un torneo de viernes noche. La gente anda ociosa y acompañada, en cambio yo…, odio que me hagan esperar, no lo soporto, me invade la sensación de desentonar, de estar fuera de lugar, una incomprensión del entorno vehemente, como un gato acorralado voy a muerte con el que me toque los huevos, pero no sé porqué me siento así. ¿He mutado realmente? No puedo creer mi propia teoría, pero alguna vez tiene que dejarnos la voluptuosa sensación del cambio, de la transición. Mis teorías cobran más sentido cuanto más alejo la perspectiva, la mutación parece más clara, ¿Tanto me fascinó un personaje de ficción, que ahora soy como él? Me sigue estimulando crearlo en mi mente…Aún recuerdo la pelea, la batalla del punki, metamorfosis 66.

Masi ha tenido un respiro y se acerca a la llamada de mi cilindro incendiario, huele a diversión. Carla se retrasa pero ya he decidido quedarme a hablar con Masi; tengo alguna cosa que hacer después de todo y tras lo vivido en esta funesta taberna, sin duda, me divertiré más que con Carla, ya fui el cliente de Masi durante una buena época, no había día que faltase a mi cita con la noche. ¡Buah!, soy muy joven, ya lo haré otro año, pensaba; es interesante, justo lo mismo que pensaba antes de ir a la universidad, durante el bachillerato, ya lo haré otro año, se podía soñar y ser feliz así. Cómo degeneré en un nihilista difuso, y cómo me veo condenado a la generación de los mil euros ahora (tras el lustro nihilista), a ser atrapado por la sociedad del mercado libre, del liberalismo del que habla tanto el cenizo de la piedra de toque. Hipoteca común, trabajo basura, sueños a la cloaca, así me vería yo, no sirvo para eso, si me espabilo me puede ir bien, pero estoy aturdido en esta humareda de psicotrópicos apaleados y resudados, Carla no viene y me alegro más aún, el lorazepan con el four roses coloca, me bailan las rodillas, voy por la segunda copa, voy a tomar asiento. Me encuentro raro, no me asusta la mezquindad, incluso creo que ahora la identifico y me resbala, me resbala Carla

-Masi, ponme otra. Y dame fuego anda.
-No encuentro el mechero
-No estás ni para eso –dice una voz conocida, - ¿pero no te ves?, que no puedes ni encenderte el porro. -Masi se planta mirándole desafiante y juez. Ahora se de quién es esa voz.
-Hola Papo, qué tal
-¿Ey Nando, cómo estás?
-¡Masi ponme otra copa!-dijo Nando
-¿Llevas mucho aquí?-dijo Masi
-Estaba en el baño
-¡De dónde sales! –dije yo
-Esto no es un hostal –dijo Masi
-Venga Masi
-¡Joder! Alicia, que no queda hielo. Nando dile al de al lado que te llene esta bolsa, que es amigo mío
-Voy
Nando se fue a por hielo. Mi copa pedía un poco
-Masi, ¿dónde le has mandado?
-Aquí al-lao
-Le conoces
-No.
-(jajajaja)
¿Has encontrado el mechero?

-No. Espera a ver si tienen aquí…
Toma!- y Masi me lanza el mechero desde la otra punta resbalando por la barra. Eso provoca que todos los de mi izquierda estén mirando ahora fijamente mi mano. ¡Qué desperdicio de alcohol!
-Hacía mucho que no venías, amigo
-Me he estado rehabilitando
-Sigues con eso
-¿Con qué?
-Pasando jaco
-No, pero puedo conseguirte unos cogollos de sativa muy cerebrales.
Masi dijo un “bien” haciendo una voltereta tonal en la “e”.
-¿Esperas a alguien?
-No
-Igual de solo que siempre ¿no?
-A la taberna hay que ir impar y menos de dos. Héchame hielo aquí que se me pega la lengua al paladar. Bueno, no; ponme otra
-No hay Jack Daniels
-Estoy tomando bourbon
-¿Four Roses?
-Eh Masi, joder que cabrón eres, es un kebab que está a tope, tío, y no te conocen, cabronazo. Toma la puta bolsa –Nando se partía el pecho con Masi
-Pues me la traes llena, gracias Nando
-Hostia, otro que le pega al boubon añejo destilado, pero destilado como ninguno, Four Roses, a falta de mi amigo el viejo John. Masi ponme la copa de una puta vez que ya te he traído el hielo, y cambia esta puta música, que tiene más años que tú, y córtate el pelo, córtate el pelo que haces el ridículo con esas greñas de cincuentón
-Perdone señor Nando, tengo cuarenta y dos, y en este establecimiento está prohibido gritar.
-Si no gritaba, es que tienes muy alta esta música, ¿qué son los Iron Maiden de la copla? Tío, pero si parece Mocedades.
-En este establecimiento no está permitido pedir música, el pinchadiscos soy yo.
-Hacía mucho que no venías no? –me preguntó Nando
-Sí, unos meses
-Más tío, más, hazme caso a mí. Por cierto, hay un torneo de futbolín aquí
-¿Cuándo?
-El día 16, martes, son fiestas de San Bernabé.
-Bah tío paso, soy muy malo, he jugado muy poco. De todas formas, la gente se apunta sin pareja
- En serio
-Sí, sí, pregúntale a Masi.
-¡MASI! – Conseguí quitarme a Nando y a su cogorza de encima

Estoy sobre la barra, el bar se va vaciando, mi intención en un principio no era terminar la noche así. Aún sigo muy cómodo en este taburete duro como el invierno, las botellas resplandecen sus contenidos en este juego de luces no intencionado, muy apacible, hogar cutre hogar, cañas baratas y gusto musical, vuelvo a la que fue mi familia, que le jodan a Carla, me deja plantado como reprimenda por no mostrarme tan cariñoso como tiempo ha.

Creo que vuelvo a sentirme en el limbo, tan lejos de dios y tan cerca de Carla y su culo de becaria en los juzgados. Recuerdo cuando mis hermanas intentaban sacarme del hundimiento tras la muerte de Anabel, invitándome a frecuentar sus círculos de pseudointelectuales y cretinos privilegiados, entre esa masa deslumbraba Carla, sobretodo por su juventud y su mirada abrasante, mujer desde la adolescencia. Todo se va, todo se evapora, como alguien dijo, el tiempo se va como las lágrimas en la lluvia.

Acepto que no estoy preparado para compartir mi vida con una dama como Carla, y como ninguna, acepto que sólo busco el tacto de una fémina, besos y desnudez, se acabaron las galas.

-Bueno Masi, hasta la próxima
-No te vayas, espera, tómate otra caña
-No llevo pelas tío…
-Que da igual, joder. ¿No te puedo invitar? A éste le invito alguna vez a una copa.
-Y a chupitos cuando vienen las niñas, o los erasmus –dice Nando-las que nos corremos aquí.¡¡¡ “Run to the hilss, run for your life”!!!
-En este establecimiento está prohibido cantar mal
-Pon algo decente jodido
-Vamos a probar con Zappa
-No, Masi, ¿cuántas veces te he pedido música?
-Puessss…, unas cuantas
-¿Qué? Nunca. Alguna vez te he podido hacer algún comentario, pero nunca, nunca..
-Masi, pásame el porro que te lo has agenciado –dije yo –Estoy ya demasiado borracho como para ponerme a recitar esquizofrénicas, ¿te acuerdas?
-No por favor, no te subas a la barra a hablarnos.
-Tranquilo, esos tiempos ya pasaron, ahora soy un alegre alcohólico
-Bien, entonces eres de los míos, a esta caña te invita Alicia
-¿Quién es Alicia?
-Alicia, esta chica, sustituta de Ana a partir de ahora, te agradece las caladas que le has ofrecido. ¡Alicia! A que nunca has tenido un jefe como yo
-No Masi, Ana lo dice, pero de momento sólo llevo dos noches
-Por cierto, ¿dónde está?
-Se ha ido a Irlanda, vuelve en verano la cabrona –dijo Alicia – A hacer cómo que estudia mientras conoce a los irlandeses, anda que no es lista
-Y además está buena, mejorando lo presente –dijo Nando
-A que Alicia es más guapa que yo, ven aquí Alicia –dice Masi
-Ah, es tímida

Masi aprovecha la situación para coger su cámara y retratarnos a todos, sobretodo a Alicia, que no duda en posar sensual para la gradería.

-Bueno Masi, me voy, no espero más
-Esperas a alguien ¿no? Me ha extrañado mucho verte aquí como antes…
-Sí, la verdad es que esperaba a una amiga, pero he dejado de desesperarme después de la segunda copa. Cuanto más conozco a las mujeres más me apiado de los hombres.
Buenas noches familia
-Ciao Papo, vuelve pronto
-Alicia –le llamé en mi despedida
-Qué
-Que guapa eres
-No le digas eso que se pone roja, mira, mira, se va…
-Hasta otra, buenas noches a todos.

Abandoné la taberna e inconscientemente empecé a caminar poseído por una tranquilidad residual; sin darme cuenta, llegué al portal de mis abuelos, estuve a punto de llamar por si mis amigos estaban en casa, pero era muy tarde ya, tomé camino del Espolón y crucé todo el casco viejo, pasando el puente de piedra en dirección a mi caserón en ruinas, la torre era cada vez más tétrica, tal vez se deba a esta luna, la luz es una guinda de esta tarta de sombras, la luz siniestra del sol, luna nueva. Me espera el resto de la noche, seré su guardián contemplativo, y caeré rendido cuando el gran astro asome.

Buenas noches

Papo·
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Diarios desde la torre. Rictus cuentacuentos

Cuentacuentos... donde nacen las historias

El rictus de la muerte. El envío a nadie de una carta al cielo o al averno.

Recuerdo tu sonrisa de niña esculpiendo la mía, haciéndome a tu forma, modificándome con tus sensualidades y crueles destellos. Ahora, después de siete años, conservo tu sonrisa, tu obra, mi sonreír fuerte, y mi zurrón, mi carcajada. Ahora no estás pero te sigo cantando en silencio entre versos y recuerdos, nocturnidades veniales lleva tu esencia, la que esculpiste como el escultor al Laocoonte, soy canto de rabia y muerte, ¡muerte! No me asusta la vida gracias a tu ser en mí, aunque en el cielo, sigues en mí, soy tu alter ego, y soy yo al mismo tiempo, tu esencia, tu sexo en mis sueños, no me desencajo y recuerdo que me dijiste que aunque jóvenes teníamos derecho a morir; siempre pensabas igual, diplomática y sanguinolenta; cuerda y violenta; cuerda y viga te vieron morir. Pero yo les cuento que fue un accidente de moto, que te desangraste; creo que así hubieras querido desaparecer; por eso me fui de ahí, y en mi regreso sin alma te vi , con el arábe rictus de la dama negra, congelada y sin un estertor, o último halo que sentir de ti. Mi última voluntad fue verte de nuevo, pero fallé, ¿creo en el cielo?, creo en los seres, en el tiempo, único objeto de conocimiento, te conozco en el espacio, ahora sólo quiero en el tiempo, humores mortecinos rasgando el canto de un joven viudo hecho de nervio, sangre, humores y viento, mi elemento, antes fui fuego y llamas, hoy , recuperando el olvido soy viento, y me deslizo fluyendo cada vez distinto al momento venidero, que llega, música poética del recuerdo, mi pasado, una muerte que dejó deseándome su frío aliento sobre mi cuello. Y a los dieciocho, cuando ya era adulto oficial, viajaste mil jodidas millas para estar bajo mi tutela y beneficio durante dos años trabajando como una mula hasta que nos cansamos de la dieta, y empezamos a dar mordiscos y grandes sorbos, tantos que caíste porque caí yo, pensaba que me protegerías pero tus fuerzas fueron desenmascaradas y vimos desaliento, te vi hundida, y me culpé pensando que mi alma aunque joven estaba corrompida y vírica. Me escapé de ti escapando de mí, entoné el quiero que me quieras quiero en mi huída y eso me valió la mayor herida, y digo Dios, por qué nos has abandonado, ¿no fuimos justos y soñadores, no nos hizo huir la enfermedad al encuentro del alma herida?, la tuya, Anabel, mi infancia sin mi mejor amiga, mi adolescencia amándote, y la juventud sexuada y sentenciada por el rictus de la muerte.

Y ahora vivo en la torre, como un activista, antes lo hice como un ermitaño suicidado antes del rocío de las mañanas que veía emerger del río ebro, entre neblina y acomodo pero ebrio, escribiente y dosis de sabor amargo suficientes. Ya sin ti mi amiga, anduve buscando el filo, pero un amigo me salvó en el ultimátum de mi ego y voluntad de ser para desaparecer, él me salvó, y ,después, tu recuerdo volvió a ser el de antes, mi nuevo resplandor, mi zurrón he dicho, mi alzado puño por convicción de nunca desertor y siempre soldado al mando. Tu personalidad, me dije, me ha marcado, te tengo dentro, así me convertí en Dovo en esa metamorfosis de meditaciones metafísicas con hipótesis sintéticas, la nueva fe. Creo en ellas, son mi nuevo cristal de percibir atento, mi adiós al cobarde y al mito del control racional sobre los sentimientos.

Ya no me hablo con tus padres, ni con los tuyos ni con los propios, vivo de una herencia y desde que volví a mi ciudad tras tu final triunfante, he tenido varias experiencias entre ellas la amargura siempre pegada una temporada y algo así como el cariño y la amistad salvando mi mente de la nada. El primer año casi me arranco la piel a caballo de un hada, una hermosa dama, Prometeo a caballo, cabalgadura hacia el frondoso bosque cuando las luces emiten débiles retintineos y acompañan mis pasos el recuerdo, mi zurrón y mi dios, el apacible pensamiento del descubrimiento. Y así la tranquilidad me embarga y me cubre por las noches sin yo pedírselo, y recuperando el olvido, ahora, te recuerdo y brotan de mi vida palabras de viento, me has resucitado tú sin vida y yo medio muerto, te quiero en mi mente con voces de entonces, de fuego.

Me alegro de haberte tenido y tal vez sin saberlo encarnaste mi pensamiento y tuya es mi obra. Igual que tú me hiciste fuerte yo te hice tal vez para el sufrimiento y para la muerte, soy sincero, te amé como a una madre, yo era Edipo sin complejo, a tu lado, la sexualidad que me diste en mis sueños aparece tan a menudo como lo quiera mi deseo de volverme condoliente al onírico reencuentro, tu esencia me pertenece pero después retorna el pausado y melancólico conflicto al poco tiempo: viviendo en el pasado cada vez acepto menos el tormento, ya no lo quiero, pero siempre estás en mi fluido momento a momento.

Te escribo una carta por vez primera, no pude hacerlo desde el infierno, y lo hago ahora desde la torre, donde te recuerdo sin dolor testigo del averno.


El rictus de la muerte entronca con una historia en proceso. Con esto me deslizo al origen del dolor del personaje principal, la primera época de la torre, que aún no está escrita, pero sí la salida de la torre al piso de sus abuelos, etcétera. Eso sí está escrito, aunque en bozetos. Con la Torre pretendo ir escribiendo eso, bocetos de lo que será.
Esta entrega tal vez aclare algo sobre Papo, el personaje principal. Por cierto, yo me llamo Sakro·, y soy el narrador nada más.

Papo· (desde la torre)

Reboceto_Desde la torre_Cuentacuentos

Cuentacuentos... donde nacen las historias


La noche se nos hacía más y más lúcida, compartí mi hogar por primera vez, me insuflaron vitalidad y buen humor, no recordaba la última vez que había sonreído tanto…, mientras, escuchábamos música en el salón y les hablaba de mí, teníamos que contar algo de nosotros, al finalizar terminé tan sorprendido de ellos como ellos de mi paso por la vida.

Galán me dijo que se fueron a vivir juntos a un apartamento alquilado, en un gueto marginal, al medio año se cansaron de vida tan precaria, y llamaron cuando puse mi anuncio en el periódico. Yo buscaba dos compañeros de piso después de dejar la torre y mudarme a la casa de mis abuelos en la ciudad. En principio buscaba personas que quisieran independizarse, y cuando se presentaron, Cony con la cabeza rapada y un flequillo moreno hasta sus pestañas y Galán con pinta de bohemio, con un sombrero marrón, me dieron buena impresión, aunque parecían dos críos; al principio les cobré un alquiler barato unos cien euros a cada uno, pero después les dejé de cobrar.

El piso de mis abuelos era grande, era un edificio señorial de la gran avenida, podría haber acomodado a más gente, sobraban habitaciones, pero pensé que dos eran suficientes. Disfrutábamos de un gran espacio

El insoportable calor veraniego del domingo que asomaba nos hizo quedarnos en casa a disfrutar de la humedad de las formas del salón. Me quedé dormido una hora del sopor del valium de Cony; al despertar, no sabía que hora era entre espesas sombras y aturdimiento

Galán jugaba una partida de ajedrez contra Cony. Estaban junto al balcón, junto a un halo de luz que dejaba pasar la cortina de cáñamo. Me desperecé de mi placentero sopor, vi que había una botella de ginebra y otra de Ron a los pies de Galán, ahora no veía el tablero, me acerqué a ellos y no di crédito a lo que veían mis ojos, las figuras eran los vasos de mi abuelo para el orujo, la partida estaba a la mitad, Cony había enrocado a lo que parecía el rey, un vasito alto rodeado de dos chatos, el tablero estaba mojado y los chupitos hasta el borde. Sobre una toalla mojada estaban las figuras muertas y un espejo con unas líneas blancas; tomé un poco, unos tragos de whisky a salud de Galán, me senté junto al balcón, mirando por la ventana, esperando la culminación del atardecer, se presentaba con frenesí una noche tenue, con el cielo estrellado, casi veraniega

Cony me contó que dejó de trabajar de camarera para ponerse a estudiar ilustración; eran dos años de estudio. Dibujaba bien, bien pronto me pidió si podía acondicionar una habitación para pintar con pinceles. Dibujaba bien, vi unos bocetos de sus dibujos, me sorprendí , era una chica cultivada, sabía tocar el violín desde niña. Noté que había tenido carencias de afecto en su infancia, por cómo me hablaba de sus padres. Le pregunté por su músico y libro preferidos, me dijo que Mozart, y “un mundo feliz”. Me contó que fue una referencia en su infancia, creí que exageraba, le pregunté:

-¿Te acuerdas del título honorífico de Su Froidería que daban al jefe supremo, al que tenía la navaja de la censura, recuerdas al jefe?

-Sí; pero ya no me acuerdo de lo de su froidería, no sé a qué te referirás

-Es que yo tengo una duda, lo leí a los quince años y no sabía si se lo llamaban como referencia a Freud, eso me da que pensar en si es un ataque directo a Freud, a las ideas de su modernidad…, creo que tengo que volver a leerlo.

Cony sonrió, -Lo tienes, me gustaría leerlo. Se me perdió en un avión, de viaje a Nueva Delhi, hace cinco años

-¿A Nueva Delhi?

-Sí; mi padre vive allí.

-¿Y qué hace en la India?

-Es pastor protestante

-Ah!, hice una pausa y me sentí muy incómodo -El libro –añadí- está en mi cuarto, en la estantería violeta, puedes cogerlo sin pedir permiso

Cony estaba muy sensual, Galán estabadormido, me contó sus problemas. Se resintió de su juventud perdida. Quería sentirse guapa, deseada, me contó que siempre tenía a alguien, que Galán no lo sabía. Todo fue muy apacible, no la deseaba pero la quería mucho

Cony me contó después a qué se dedicaban, me quise unir. Desde esa noche tengo dos móviles, Carla no lo sabe, le digo que siempre lo tengo desconectado, le digo que me mande un e-mail si quiere; además, desde el domingo lo tengo desconectado por mi decisión de volver a la torre por tocar los cojones al Ayuntamiento, no quiero que me llame mi abogado ni los truanes que gobiernan esta región. Le digo a Carla que es por eso, y ya tengo una razón, pero en realidad lo hago por ella, para obligarla a que me visite, a la torre, que es donde ahora vivo, y dejar esa jerga de los mensajes en clave de amor. Me repugna que me manden tonitos como si fueran saludos, sigo odiando a la masa y todo lo novedoso que surge de ella: actitudes, graffittis, el rap, las tribus urbanas, el politiqueo, el pepé, la divina providencia, los esclavos, los niños de papá con dinero en sus manos, los cretinos, que son mayoría sin saberlo, pensar en el pasado buscando respuestas, ¡joder!, ¡vitalismo! la conciencia está enferma, ya la dejé atrás.

Recuerdo mis sospechas. Viviendo en el piso los primeros días con ellos, noté que Galán estaba ausente muy a menudo, salía y entraba en casa durante toda la tarde, lo recuerdo bien, mi cuarto estaba junto a la puerta de casa, le oía entrar y salir veinte veces en tres horas, de las seis a las nueve, donde parecía calmarse el ajetreo. Me pregunté qué haría durante la tarde, no me creí del todo que trabajara de guardalmacén, a penas convivía durante el día con Cony, excepto a la hora de comer, que era cuando solía despertarme durante mis primeras semanas en convivencia con ellos. Y por mi relación con Carla Despertaba emocionado todos los días por tener compañeros de vida, me gustaba porque eran reservados y educados, aunque atentos y alegres. Galán era más fugaz, volátil, pero Cony me contaba cosas sobre ella, hacerme amigo de ella, de ellos, costó un poco más. Creo que olvidarme de la torre y de la vida de ermitaño negativo, rencoroso y huidizo, fue lo que hizo que cambiara lentamente mi percepción, yo no lo sabía pero estaba en proceso de cambio y creo que fue el tener trato con gente estimulante, fue por eso por lo que empecé a mejorar de mis problemas con el miedo a mi entorno, y a salir menos por las noches a ponerme ciego de varios en el bar de Masi.

Diarios desde la torre -El adiós

Cuentacuentos, donde nacen las historias.... a partir de una frase, una historia que continúa, en este caso.


-Entonces lo comprendí todo

-No sé cómo supiste verlo –dije contrariado

-Porque vivía contigo, te veía y te trataba todos los días, me afectaba también

-¿Qué te afectaba?-pregunté hipocrita

-Sí; cuando convives con alguien tanto tiempo, al final, se te acaba pegando algo; ya me pasó con Daniela cuando vivíamos juntos. Me pegó su timidez

-¿Y qué se supone que te pagué yo?

-Pues me pegaste más de una cosa

-Mira Rafa, no me juzgaste bien, nadie estaba en condiciones de juzgarme más que un especialista, y por aquella época no los contemplaba

-Que no se trata de eso. Es que cuando te metías en tu cuarto o cuando salíamos con gente nueva, o cuando se te acercaba una chica…, o conmigo mismo, a veces estabas muy distante

-Lo que tu percibías era eso, pero no quería parecer distante; no lo comprenderás ni aunque intente explicarlo

-Explica lo que quieras

-Y después de lo de Ana…-empecé yo

-Ya tío, es que perder una novia es muy jodido –Me empezó a parecer que Rafa no había entendido nada

-¿Jodido? Que se muera tu amante y mejor amiga de siempre es jodido? No es sólo perder a una novia. Eso me dejó sin aliento. Y aunque me hice el duro lo único que necesitaba era cariño

-No estoy seguro que esa necesidad lo hubiera cambiado todo, estabas enfermo y se murió Ana, es un palo.

-Hablo de la necesidad, esa emotividad… no me hagas puaf! psicología

-Que no te digo nada, tío. A ver, ¿ahora estás bien, no?

-No olvido el año que te fuiste, me lo tragué completamente solo

-¡Pero estaba Ana!

-No tío, no quería preocuparla, nos veíamos una vez al mes; al final sólo iba a verla yo, en eso quedamos, así iba a verla sólo cuando yo estuviera alegre, más alegre. Pensé que así ella no lo notaría; pero ¡qué va!, se enteró de todo, tuve que contárselo y pedirle que se alejara de mí

-¿Qué se alejara de ti? ¿Por qué? ¿No me has dicho que necesitabas cariño?

-Sí, y también sentía un profundo rechazo hacia mí y hacia todo; no lo entenderías. No podía permitir que Ana se entristeciera estando conmigo, y tampoco podía permitir que me dejara por cómo me encontraba, cualquiera de las dos cosas hubieran terminado conmigo. Ya te digo que es difícil de explicar, que vosotros tomasteis por acto lo que era pasividad

-Tendrías que haberte comunicado…

-Ese el problema, que no podía comunicar, no encontraba el tono para nada que intentara hacer. Y ese año solo, fue un error seguir.

-¿Qué hiciste ese año?

-¡Qué hice!

-Sí, que te pasó

-No, nada, no me pasó casi nada. No me olvidaré al estado en que estaba los días primaverales. Días de humo y alcohol, noches blancas en una balsa de nervios y entrañas, sin ser desperdiciada una lágrima de llanto-

-¿Estabas nervioso?

-Estuve dos años sin poder posar mi alma en tranquilidad, aún me acuerdo del infierno.

-¿No estudiaste ese curso?

-A penas, estudié para tres asignaturas

-¿Y cómo hacías? ¿Cómo vivías?

-Me llegué a sentir en el subsuelo

-¿Dónde?

-En esos días no tenía ni para un café, se me estaba terminando el tabaco, yo escribía y escribía, esperando la mística, la culminación estética… Mi bolígrafo se iba muriendo, no tenía recambio, me quedé sin papel, sin un mal trozo.

-Y escribir te calmaba

-Me sentía tan mal, tan apartado de dios y del mundo, fuera del mundo…sólo veía hermosura en la libertad que sentía a veces. Olvidé todo con el tiempo. Pero un día grité “Por qué todos me habéis abandonado”

-Ahora estoy contigo

-Ahora no os necesito, no te necesito. La culpa de todo fue del demonio que me hizo enfermar, pero ni tú ni Millán habéis estado a la altura. No doy segundas oportunidades, y a ti te la he dado, y me has defraudado. No me has ayudado, te desentendiste cuando murió Ana, te desentendiste cuando estuve enfermo, me culpaste cuando casi vas a la cárcel por lo que a mí me llevó al calabozo dos semanas en las que no apareciste. Por mí puedes desaparecer, será todo más bonito si haces como que no me has conocido nunca. Porque así es, no me has conocido nunca, ahora soy otro y no te quiero a mi lado.

Paga la cuenta. Hasta nunca Rafa

Hoy

Hoy soy. Hoy lo soy y es mi meta serlo permanentemente. Ha vuelto la tranquilidad y la reposada inmanencia de las cosas y de las ideas. Respiro mientras el tiempo me traspasa, sin futuro ni pasado, simplemente algo que comunicar dedidicado a la gente que hace buen uso de sus facultades.

1. Las agujas me atravesaron con saña, nunca hubo una droga peor, el castigo, la auto destrucción y la marginación. Hoy camino con la conciencia tranquila y la cabeza alta. Sócrates dijo “conócete a ti mismo”. No es una cita que produzca una catarsis iluminada; pero cuando nos empezamos a conocer después de mucho tiempo perdidos, nos damos cuenta, me doy cuenta de lo que esa cita significa. De lo indispensable que es vivir con los humores y las llamas, y lo indispensable de poder controlarlos como si una estimulación.

2. Medito y me voy conociendo en trances y sueños. Mi guía también me ayuda a desplazarme hasta que pueda “quitarme el babero”. La enfermedad me ha regalado un don al salir de ella, al dejar de ser su posesión, un don que ya no me permitirá retroceder ni dar pasos en falso.

3.Mi nombre es papo· (sin énfasis), vivo de una herencia, soy estudiante esporádico y camello difuso. No me hablo con mis progenitores, me dieron por imposible y la única familia que me queda son mis hermanas, ambas mayores que yo. Ellas cuidaron de mi salud mental mientras estuve en la torre tras abandonar Salamanca. Me animaron con su compañía y con su amor; sí , con su amor, pese a todo me siento afortunado, tanto como miserable; pero ya no le doy importancia a mis miserias; mías son.

Como ya dije, ahora camino alegre por la senda del vitalismo…

Diarios desde la torre.( Acercamientos y bocetos )

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Sólo me estaba pidiendo una respuesta, y eso era lo que me aterraba. Carla no me daba opciones: o mis amigos o ella. No tenía salida, debía contestarle, la verdad era dolorosa.

Mis amigos, Cony y Galán. Llegué a conocerles viviendo bajo un mismo techo; vivían conmigo desde que me cansé de estar sólo en el señorial piso de mis difuntos abuelos. Me cansé de habitar la torre y de ser un ermitaño ilustrado que vivía en la rivera norte, junto al caudaloso río. Puse un anuncio y me llamaron, el piso se me hacía vacío y ellos lo llenaron de vida.

Recuerdo que cada amanecer tenía esa extraña sensación sobre mi estómago; aunque amaneceres no veía muchos. Me recuerdo como una cerveza con patas, una farmacia andante, así que no veía muchos amaneceres, más bien me levantaba a la hora de comer, Cony siempre hacía la primera comida del día. Yo no comía mucho y estaba trastornado por tanto sufrimiento, el sufrimiento que arrastraba desde mi último curso en la universidad…, pero ese es otro tema.

Mi cuerpo era un manojo de nervios y ansiedad paralizantes; pero ellos me trajeron un estado menos triste, me trajeron la azul melancolía, dejando atrás la depresión y el castigo, instalándome en un abandono menos doloroso, ergo nada fructífero. Inmerso en el azul, el mundo tomó una belleza rara y enfermiza. Estuve así, mecido, cuatro meses, hasta que en una iluminación sacudió mimente dormida. Me puse a escribir, ahora con sana lucidez, sobre mis sueños, en los que encontré a un chico llamado Dovo que se presentaba como un alter ego de mi conciencia, me hice amigo de él y fui conociéndole tanto, tanto, que me poseyó, dando lugar a un estado alterado de conciencia. Todo natural, había dejado las drogas, y ya no sentía miedo al mundo, no tenía miedo a nadie ni a nada, Dovo me trajo la vitalidad, y di la espalda a la conciencia, por cuya orilla caminé, tiempo ha, y de tanto caminar enfermé. Dí la espalda a la oscuridad, a lo siniestro, a la muerte, a la nada… a la conciencia.

Es por eso que sufro mientras pienso mi respuesta para Carla. Al fin y al cabo, ella me sacó de el caserón en ruinas que heredé de mis abuelos, de esa casa con torreta lúgubre desde la que escribo estos diarios a fecha de Marzo del año seis, porque he vuelto, he vuelto a la torre porque el Ayuntamiento quiere recalificar estos terrenos para hacer una urbanización de adosados.

Me ofrecieron seis cifras gordas los sátrapas y usureros del Ayuntamiento, después de meses de juicios. Llegué a aceptar la propuesta pero el día anterior a la firma, me eché atrás, no pude vender la casa que construyó mi bisabuelo cuando vino de Pensilvania, de visitar a un amigo con el que combatió en la primera guerra mundial, a su vuelta construyó una casa igual a la de la madre de su amigo.

Llegué a conocer a mi bisabuelo, era juez, o lo fue, luego tuvo una privilegiada situación económica que le hizo comprar tierras en la rivera norte de la ciudad, y con el tiempo construyó este templo en los que hemos nacido las tres últimas generaciones de mi familia. Aún recuerdo cuando mis padres me dejaban con mis abuelos en el caserón, antes de que se incendiara. Mi abuelo y mi padre nunca me dijeron nada de ello, pero mi abogado y yo hemos investigado entre los papeles del Ayuntamiento, jugándose el cuello mi primo Peyo, concejal de IU, para acceder a esos documentos urbanísticos del año 88, año en el que se incendió la casa cuando mis abuelos estaban de viaje; pero eso es otro tema; otro día.

Carla no entiende mi decisión puramente ética de volver a la torre, no concibe tampoco que mis compañeros ya no trafiquen con alcaloides; ahora sólo cultivamos marihuana en los dos cuartos libres, pero sólo vendemos si…, bueno, no; la verdad es que vendemos a los conocidos de Cony y Galán… viven de eso, les he dejado el piso para ellos, pero es mi casa, donde me he criado.

Diarios desde la torre REInicios

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La frase de esta semana es: Era el miedo el que gobernaba mis palabras

Era el miedo el que gobernaba mis palabras. Como recordó después. Estaba aterrado por el error que había cometido. Le miraban palomas y agentes de la ley, la dichosa ley; de problemas con la autoridad, pasó a problemas con la ley; cual regla apareciese en su camino provocaba un fulgor en su mirada. La autoridad a lo largo de su vida estuvo encarnado en mano de hierro, dictadura, opresión, sinrazón... Recordó lo que había hecho hace segundos; recordó la intención de lo que hizo y se sintió culpable. Dovo había cruzado la calle, y entre la arbolada acera distinguió dos coches parados. Siguió caminando y, mientras llegaba, distinguió mejor un coche de policía, el cual había echado de la vía a un mercedes blanco. Los agentes de la ley parecían hablar con el conductor del mercedes a través de las ventanillas.

Antes de eso, Dovo había estado bebiendo en su bar del jueves noche, y como siempre había mezclado cerveza mahou con whisky jack daniels, puede que eso no le hiciera reazonar las consecuencias de empezar a cantar a viva voz:

"Estado policial; Estado policial; convenzo a mil idiotas y les pongo un sello y una dictadura 40.000 días; Estado policial"

Cuando terminó, miro hacia atrás sigilosamente y vio que todo estaba en paz, caminó tranquilo, pero de repente ...¡unos pasos!, un coche había hecho rugir su poderoso motor y se veían los destrellos de unas luces rojas y azules en su camino, le seguían, apretó el paso queriendo pasar página pero fue una ilusión repentina, estaba pillado.

-¡Oye!,-escuchó de repente. Se dió media vuelta y vio salir a dos policias estruendosamente de un coche, del coche que había visto hace un momento. Eran ellos, qué rapidez, pensó Dovo; pero se sorprendió aún más cuando vió a su lado, amenazador, al conductor del mercedes que dió por acorralado por la policía. Parecía policía, hubiera faltado una palabra, pero le estampó su identificación el su panorámica,¡primera exigencia!: presta atención, te sustraigo tu atención, tu campo visual estará restringido un segundo por un acto reflejo que mira como un tonto mira el dedo, o una víctima a su agresor.

-¡policía!, -le dijo con su voz grave. Para Dovo había surgido como un relámpago. Le ordenaron: -¡Junto al coche!, mientras le agarraban del brazo izquierdo, ¡segunda exigencia!; ahora entraba en juego lo que aprendió de tanto dar la policía en su vida ultimamente.

-¡ A ver! sácate todo de los bolsillos y ponlo encima del capó. Dovo se fue echando las manos en los bolsillos, sin mirar al poli bueno-poli malo que formaban la parejita, ni al "secreta", no sabía cual era el mote para los "secreta".
Dovo se vació los bolsillos y lo dejó todo encima, cuando el secreta se aproxi8ma a Dovo para decirle:

-Qué decías, eh...qué decías que no te he oído bien.
-Canta, venga, canta -Le dijo con tono exigente el que parecía el poli malo.

Aterrado por lo que podía suponer una multa, una sola multa para su libertad, Dovo dijo mientras estaba dominado por el miedo:

-Lo siento; estoy bebido, y sólo estaba cantando
-Pues canta, vamos
-Es que ahora me intimidas; no canto si me intimidan.
-¿Ya no cantas, eh? Y qué decías, ¡eh!, ¿Qué decías?
-Solo cantaba una canción de extremoduro, como te he dicho estoy borracho y me he puesto a cantar, ¿es ilegal?

Mientras tanto, uno de ellos buscaba entre la cartera y el móvil armas de destrucción masiva y otras variedades que Dovo no provaba en tres semanas largas, muy largas. El agente de la ley no encontró nada, por su gesto, pensó Dovo, pero le amenazaba con la mirada. El "secreta", que estaba a su lado, le relataba a Dovo que iba a ser multado con 5o.ooo pesetas de multa por el agravio. Dovo estaba aterrado y además no enfocaba demasiado bien al portavoz de la ley, hasta que notó que el poli bueno le llamaba con voz mansa. "Tienes que firmar aquí", le dijo mientras extendía un documento que no llegó a leer. Dovo no sabía que firmaba pero firmaba, y mientras tanto, el poli agresivo, el malo, llamaba a comisaría dando los datos de Dovo, tal vez pidiendo información, pensó Dovo. Sus antecedentes habían estado concentrados en una noche, en un instante de algunos segundos, una laguna en su memoria, alcohol de anestesia que le hizo descender a los abismos de prisión, tras unos días de calabozo, parecieron semanas. En esos días había comprendido lo que es estar privado de la libertad, una bejación; también comprendió qué tipo de gente solía ser policía, "gentuza", pensó Dovo, sus miserias. Mientras tanto seguía sin recordar nada en ese calabozo.
Aterrador fue cuando Dovo pasó "de oca a oca" al calabozo de los juzgados, donde vió escritos los comentarios a calzón quitado de algunos de los que habían pasado por ahí. Es una pena que este calabozo no se pueda pintar, es una gracia el espacio sin libertad,la frontera, pensó Dovo.

-¡Vuelve, chico!, ¿dónde estás?
-Ya te hemos puesto la denuncia, ya te llegará la multa. ¿Tienes antecedentes policiales?
-Sí, contestó Dovo pensando en el mal.
-3oo euros -dijo el poli "tonto", ya no les distinguía, -Cincuenta mil pesetas, dijo con énfasis.
-Pues no sé cómo lo voy a pagar....,y además, ¿qué he hecho? Sólo cantaba.

Montaron en el coche, y los tres agentes se desvanecieron del lugar. Dovo siguió caminando y pensando, no puede ser verdad, no puede ser verdad, la multa no llegaría, no le privarían de la libertad. Durmió mal esa noche, lo había pasado bien en el bar, habían pasado cinco minutos desde que pagó su consumición , y en un instante la vida podía volver a cambiarle. Los 19 días que había pasado en la cárcel por agredir a aquellos policías, eso que no recordaba, le habían convertido en un tipo recubierto de una costra de dureza, no le asustó volver a prisión por un momento, sentía ira, y volver a visitar al hijo de puta que le había estado intimidando las primeras noches en prisión, enfocándole con un espejo que refejaba la luz a los ojos de Dovo, desde su celda, enfrente de él, un piso por encima, y los "te voy a rajar" que siseaba la primera noche. No quería recordar nada más. ¿Llegaría esa multa?

Durmió mal y al despertar estaba muerto de miedo, ahora era la angustia la que había
asesinado sus palabras

Johnny Cash "Hurt"