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11 agosto 2006

Reboceto_Desde la torre_Cuentacuentos

Cuentacuentos... donde nacen las historias


La noche se nos hacía más y más lúcida, compartí mi hogar por primera vez, me insuflaron vitalidad y buen humor, no recordaba la última vez que había sonreído tanto…, mientras, escuchábamos música en el salón y les hablaba de mí, teníamos que contar algo de nosotros, al finalizar terminé tan sorprendido de ellos como ellos de mi paso por la vida.

Galán me dijo que se fueron a vivir juntos a un apartamento alquilado, en un gueto marginal, al medio año se cansaron de vida tan precaria, y llamaron cuando puse mi anuncio en el periódico. Yo buscaba dos compañeros de piso después de dejar la torre y mudarme a la casa de mis abuelos en la ciudad. En principio buscaba personas que quisieran independizarse, y cuando se presentaron, Cony con la cabeza rapada y un flequillo moreno hasta sus pestañas y Galán con pinta de bohemio, con un sombrero marrón, me dieron buena impresión, aunque parecían dos críos; al principio les cobré un alquiler barato unos cien euros a cada uno, pero después les dejé de cobrar.

El piso de mis abuelos era grande, era un edificio señorial de la gran avenida, podría haber acomodado a más gente, sobraban habitaciones, pero pensé que dos eran suficientes. Disfrutábamos de un gran espacio

El insoportable calor veraniego del domingo que asomaba nos hizo quedarnos en casa a disfrutar de la humedad de las formas del salón. Me quedé dormido una hora del sopor del valium de Cony; al despertar, no sabía que hora era entre espesas sombras y aturdimiento

Galán jugaba una partida de ajedrez contra Cony. Estaban junto al balcón, junto a un halo de luz que dejaba pasar la cortina de cáñamo. Me desperecé de mi placentero sopor, vi que había una botella de ginebra y otra de Ron a los pies de Galán, ahora no veía el tablero, me acerqué a ellos y no di crédito a lo que veían mis ojos, las figuras eran los vasos de mi abuelo para el orujo, la partida estaba a la mitad, Cony había enrocado a lo que parecía el rey, un vasito alto rodeado de dos chatos, el tablero estaba mojado y los chupitos hasta el borde. Sobre una toalla mojada estaban las figuras muertas y un espejo con unas líneas blancas; tomé un poco, unos tragos de whisky a salud de Galán, me senté junto al balcón, mirando por la ventana, esperando la culminación del atardecer, se presentaba con frenesí una noche tenue, con el cielo estrellado, casi veraniega

Cony me contó que dejó de trabajar de camarera para ponerse a estudiar ilustración; eran dos años de estudio. Dibujaba bien, bien pronto me pidió si podía acondicionar una habitación para pintar con pinceles. Dibujaba bien, vi unos bocetos de sus dibujos, me sorprendí , era una chica cultivada, sabía tocar el violín desde niña. Noté que había tenido carencias de afecto en su infancia, por cómo me hablaba de sus padres. Le pregunté por su músico y libro preferidos, me dijo que Mozart, y “un mundo feliz”. Me contó que fue una referencia en su infancia, creí que exageraba, le pregunté:

-¿Te acuerdas del título honorífico de Su Froidería que daban al jefe supremo, al que tenía la navaja de la censura, recuerdas al jefe?

-Sí; pero ya no me acuerdo de lo de su froidería, no sé a qué te referirás

-Es que yo tengo una duda, lo leí a los quince años y no sabía si se lo llamaban como referencia a Freud, eso me da que pensar en si es un ataque directo a Freud, a las ideas de su modernidad…, creo que tengo que volver a leerlo.

Cony sonrió, -Lo tienes, me gustaría leerlo. Se me perdió en un avión, de viaje a Nueva Delhi, hace cinco años

-¿A Nueva Delhi?

-Sí; mi padre vive allí.

-¿Y qué hace en la India?

-Es pastor protestante

-Ah!, hice una pausa y me sentí muy incómodo -El libro –añadí- está en mi cuarto, en la estantería violeta, puedes cogerlo sin pedir permiso

Cony estaba muy sensual, Galán estabadormido, me contó sus problemas. Se resintió de su juventud perdida. Quería sentirse guapa, deseada, me contó que siempre tenía a alguien, que Galán no lo sabía. Todo fue muy apacible, no la deseaba pero la quería mucho

Cony me contó después a qué se dedicaban, me quise unir. Desde esa noche tengo dos móviles, Carla no lo sabe, le digo que siempre lo tengo desconectado, le digo que me mande un e-mail si quiere; además, desde el domingo lo tengo desconectado por mi decisión de volver a la torre por tocar los cojones al Ayuntamiento, no quiero que me llame mi abogado ni los truanes que gobiernan esta región. Le digo a Carla que es por eso, y ya tengo una razón, pero en realidad lo hago por ella, para obligarla a que me visite, a la torre, que es donde ahora vivo, y dejar esa jerga de los mensajes en clave de amor. Me repugna que me manden tonitos como si fueran saludos, sigo odiando a la masa y todo lo novedoso que surge de ella: actitudes, graffittis, el rap, las tribus urbanas, el politiqueo, el pepé, la divina providencia, los esclavos, los niños de papá con dinero en sus manos, los cretinos, que son mayoría sin saberlo, pensar en el pasado buscando respuestas, ¡joder!, ¡vitalismo! la conciencia está enferma, ya la dejé atrás.

Recuerdo mis sospechas. Viviendo en el piso los primeros días con ellos, noté que Galán estaba ausente muy a menudo, salía y entraba en casa durante toda la tarde, lo recuerdo bien, mi cuarto estaba junto a la puerta de casa, le oía entrar y salir veinte veces en tres horas, de las seis a las nueve, donde parecía calmarse el ajetreo. Me pregunté qué haría durante la tarde, no me creí del todo que trabajara de guardalmacén, a penas convivía durante el día con Cony, excepto a la hora de comer, que era cuando solía despertarme durante mis primeras semanas en convivencia con ellos. Y por mi relación con Carla Despertaba emocionado todos los días por tener compañeros de vida, me gustaba porque eran reservados y educados, aunque atentos y alegres. Galán era más fugaz, volátil, pero Cony me contaba cosas sobre ella, hacerme amigo de ella, de ellos, costó un poco más. Creo que olvidarme de la torre y de la vida de ermitaño negativo, rencoroso y huidizo, fue lo que hizo que cambiara lentamente mi percepción, yo no lo sabía pero estaba en proceso de cambio y creo que fue el tener trato con gente estimulante, fue por eso por lo que empecé a mejorar de mis problemas con el miedo a mi entorno, y a salir menos por las noches a ponerme ciego de varios en el bar de Masi.

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