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11 agosto 2006

Cuentacuentos....donde nacen las historias

Su sonrisa congelada me incitaba a besarle. Me figuré que Cony había salido antes de clase. Me encontré con ella en el portal. Yo iba a la licorería de la esquina a por algo que animara la elocuencia de Galán
-Voy a por bebida y subo
-¿Está Galán?
-Sí, ahora vengo; espera

No me interesaba lo que Cony pudiera decirme, simplemente pensaba en Galán y ella no sería nunca un inconveniente para mi propósito de emborracharnos; en realidad lo que quería es que se fuera, pero no me correspondía por cuestión de rango; es decir, su relación con Galán fue estrecha, o tal vez siga siéndolo, no soy quién para meterme, y siguiendo con mi filosofía mecánica de pasar, de ser pasota, haré de la teoría una práctica ansiosa, bienvenida ansiedad; de verdad que no puedo, pero la situación provoca la callada por respuesta, el laconismo, la extrañeza. En fin, creo que el día va a ser largo; depende de cómo se mire, dicen que el ocio acerca la muerte. Con ella el ocio se extiende hasta envolverme entre grados y decibelios, pero si está a mi lado hoy puede ser un fastidio

Podría recrearme en el dolor que a veces siento; de veras, no miento, pero ya he dicho con otras palabras que prefiero reír que llorar, hasta reírme de mi existencia, de cada parte consciente de ella. He recaído, la conciencia, mi aliada por la destrucción. Vuelvo a sentir dolor de estómago, eso ya no me abandona, mi cuerpo quiere más, nunca había sido dependiente, pero debe de ser por eso. Sólo espero que nadie me lo recuerde, pero mi cuerpo o quizás mi mente parecen estar comunicándose conmigo; escucha: “destrucción = constante” Calma mi dolor de estómago, es insoportable, a caballo en la noche, cuando las luces emiten débiles retintineos. Ya no existen las cuevas y la lucidez ha desaparecido con la serenidad. Las busco en alguna ebria percepción en forma de idea que comience la escalera o la defectuosa rueda de preguntas en busca de una verdad, de una manera, de un método magistral que me dé la energía que le falta a mi alma pineal, si no descubres la fórmula, en el bosque de la sabiduría no te adentrarás, en la noche, cuando las luces emiten débiles retintineos, “donde el valle es observado”. Hoy los opiáceos calman estos fuertes dolores de estómago, la receta de la abuela requiere de mucho dominio, pero pasaron las malas experiencias, ellas me abrieron las puertas. Y ahora estoy en la licorería, voy a llevarme dos botellas
–“ Treinta con cuarentaiseis”, - me dice una voz de telefonista con cara de aguilucho modorro que se lima las uñas como si cobrara 10 euros por polvo, con una pasividad que acrece mi visión nihilista del mundo,
-No quiero ser malo, no me obligues
-¿Perdona?
-Alegra esa cara o la próxima vez te atracaré en persona. Estoy buscando trabajo y conozco a tu jefe.
-¿Qué dices niño? –dijo con una mueca de desprecio que me hizo dar rienda suelta a un impulso cruel. –Piérdete un rato, mocete


Tomé el móvil y marqué con decisión. Un tono, voy a joderla, dos tonos, siempre la misma cara de asco, tres tonos, …

-¿Sí? – dijo una voz femenina, mayor y grave, debía de ser Mari Carmen, la mujer del Sebas, el mejor amigo de mi abuelo
-¿Quién es?
-Mari Carmen
-¿Sí?
-Soy Alberto, el nieto de P…
-Ah, hola hijo, cómo estás cariño
-Bien, Mari Carmen. Llamaba para pediros un favor.
-Sí hijo, -dijo sorprendida e impaciente, -dime qué quieres
-¿Sabes si tu hijo Elías necesita a alguien para atender la tienda?
-Pues no lo sé, Albertito, pero en el bar necesitan a gente para la barra y servir mesas ahora que viene el calor
-¿Pero cómo, tiene un bar?
-Sí ¿ni lo sabías cariño? Está en la calle Portales, al lado de los cines, justo enfrente. Ahora se llama La hora…, la hora bruja, abren desde las seis de la tarde, ¿Quieres que le diga que el nieto de P… quiere trabajar?
-Sí, gracias…
-¿Tú no conoces a Elías, no? Tus hermanas a lo mejor…
-Sí, sí, le conozco, pero hace más de diez años que no le veo así que supongo que no me reconocerá
-No te preocupes nene, yo le llamo y le digo que te llame ¿a e4ste numero desde el que llamas no?
-Sí, es mi número. Gracias Mari Carmen.
-Bueno,… ¿Qué tal tus padres?
-Bien, están bien
-Mándales saludos
-De tu parte. Ciao
-Hasta luego Alberto…
-Adiós

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